Balonmano. Nacional
El Barça tendrá mañana la baja de Raúl Entrerríos para la final de la Supercopa ante el Benidorm. Por su parte, el Logroño volverá a entrenar tras una cuarentena de diez días.
El martes, a las 20:00 (GOL), Bidasoa y Ademar León deben abrir la Liga Asobal. El miércoles, le seguirán otros ocho partidos, en una liga que ha engordado hasta los 18 equipos al no haber descensos por la pandemia. Una competición que comenzará revuelta. Con el miedo en el cuerpo de los jugadores, que ayer a través de su Asociación (AJBM) y con el apoyo de todos los capitanes, reclamaron la realización de test de coronavirus antes de cada jornada. Con una economía estrangulada desde la anterior crisis económica, con muchos equipos semiprofesionales, piden “ayuda económica externa para que los clubes puedan afrontar los gastos de dichas pruebas”. Algo que parece inviable.
Todo, además, amparado por un “protocolo unificado” de nivel nacional para los deportes de equipo en el que siguen trabajando el Consejo Superior de Deportes, las comunidades y las federaciones. La de Balonmano elaboró el suyo propio para las competiciones nacionales, pero los jugadores quieren “consenso entre los organismos”. Y saber qué pasará en caso de positivos.
También encuentran pegas en el formato de 34 jornadas: “No permite margen de maniobra ante posibles aplazamientos”. Y solicitan “una revisión con la finalidad de reducir el número de jornadas”. En ese sentido, los 18 técnicos han elaborado su propia propuesta. Un sistema de burbujas semanales hasta diciembre (esperando que la situación mejore y haya vacuna) con concentraciones de seis equipos, árbitros y todo el personal y un espacio de dos semanas entre cada una de ellas.
A cuatro días para el comienzo, los protagonistas temen que la liga salte por los aires a las primeras de cambio.