AS (Galicia)

Puskas la leyenda sobrevive

El estadio, un musical, su tumba, estatuas y todo tipo de ‘merchandis­ing’ recuerdan en Budapest al mítico exjugador del Real Madrid

- A. GABILONDO REPORTAJE GRÁFICO JESÚS ORIHUELA

Si hay una leyenda que sobresale sobre el resto en la Eurocopa es Ferenc Puskas. El mítico exjugador húngaro, ex del Real Madrid, está muy presente en Budapest, una de las sedes del grupo de la muerte. Para empezar, el estadio lleva su nombre. El Puskas Arena es noticia porque es el único que permite pleno de espectador­es en la grada. Así, hubo más de 55.000 en los dos encuentros de Hungría, ante Portugal y Francia.

Pero la leyenda de Puskas va mucho más allá de eso. A nivel de merchandis­ing y marca es el gran reclamo aún para los húngaros, pese a que la mayoría no le vio jugar. En todas las tiendas de fútbol es posible encontrar detalles sobre él. También camisetas de la selección, algunas más modernas y otras en formato vintage. La gente no solo las compra, sino que se las pone en día de partido. Hay más camisetas de Puskas que de cualquier jugador actual.

Uno de los lugares de mayor interés en el recorrido por Budapest está en su tumba, situada en la Basílica de San Esteban. En pleno centro de la ciudad, está enterrado el que para la mayoría es el gran personaje de la historia del país. “Hemos tenido Premios Nobel, pero nadie es tan querido como Ferenc”, cuentan. La cripta no se puede visitar, por riesgo a que sea vandalizad­a. Afortunada­mente, AS consigue acceder y estar allí donde Puskas descansa. Impresiona.

Puskas, el musical. Tan espectacul­ar es la devoción de los húngaros por él que han creado un musical dedicado a su vida. El productor es Laszlo Szabo. “La obra discurre desde que tiene 10 años hasta la final 7-3 con el Real Madrid ante el Eintracht. Es en húngaro, aunque tiene un breve fragmento al final en español”, explica. Unas mil personas disfrutan del musical en la isla Margarita, un enorme parque situado en el Danubio.

Puskas también tiene cafés y pubs con su nombre en la ciudad. Frente a uno de ellos hay una estatua en la que la gente se detiene para fotografia­rse. Hay un componente incluso político en la figura del mejor jugador húngaro de todos los tiempos. La gente lo recalca. El régimen comunista impidió que jugara más con Hungría de lo que pudo. Aún así sus números asustan, con una media de más de un gol por partido durante su etapa con la camiseta magiar.

“Kubala, Csibor, Kocsis… son jugadores muy grandes en la historia del país, pero ninguno como Puskas. La gente tiene admiración por él, es un personaje único”, afirma Kovács Barnabás, antiguo cónsul húngaro en Barcelona. Y es un hecho. Budapest y todo el país se entregan a su selección, a esa camiseta roja que en su día lució Puskas, la que le convirtió en un jugador inolvidabl­e en Hungría y que compartió con la blanca del Real Madrid. El mito continúa. La leyenda de la Eurocopa.

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