AS (Galicia)

GRAN PREMIO DE ALEMANIA Nunca se duda de Márquez

Gran victoria del catalán, 581 días después de la última ● Gestionó la carrera con maestría ● Lagrimas de él y su equipo después de un triunfo anhelado

- MELA CHÉRCOLES

Marc Márquez: pequeño genio, pelotas grandes. El ilerdense ya no es tan crío como cuando AS recurrió a ese titular para celebrar la consecució­n de su primer título de MotoGP, en 2013, con sólo 20 añitos. Ahora vuelve a estar vigente, porque el hoy octacampeó­n se hizo pequeño, muy pequeño, hace ahora once meses, cuando se rompió el húmero de su brazo derecho y sufrió para regresar todo un calvario que en Alemania mereció la pena, porque se reencontró con la victoria 19 meses después de la última vez (581 días), en Valencia 2019.

Ha tenido que ser en Alemania, en su jardín particular, donde no para de ganar desde el año 2010. El Kaiser de Sachsenrin­g fue fiel a su cita en el trazado germano y, aunque el sábado cedió la primera pole en once años, no le importó salir quinto para sacar el caníbal que lleva dentro y volver a ganar. Atrás queda una dura sequía personal y de Honda, que llevaba 21 carreras sin ganar, tantas como su gran campeón, que hubo de pasar hasta tres veces por el quirófano para curar la fractura del húmero del brazo derecho sufrida el 20 de julio del año pasado.

La clave Comenzó a chispear y el de Honda abrió hueco de forma definitiva

Inteligent­e. Una vez más, el del Repsol Honda fue el más listo de la clase, porque más allá de la gran salida que firmó para ponerse segundo tras Aleix, la clave estuvo cuando en la novena vuelta apareció la bandera blanca, la que anunciaba la aparición de una tímida lluvia que permitía a los pilotos entrar a boxes para cambiar de moto. Nadie lo hizo, ni entonces ni después.

El pupilo de Alzamora iba líder desde la primera vuelta, porque pasó al de Aprilia en la curva de entrada a meta. El de Granollers se la devolvió, pero le volvió a superar en el mismo punto, y fue en esa novena vuelta cuando empezó a poner tierra de por medio sobre sus perseguido­res. Al ver la bandera blanca, sus rivales dudaron un instante, que es justo lo contrario que hizo Marc, porque tiró como si ninguna gota cayese y se marchó a 1.2.

Fue Miller el primero que intentó que no se escapara, pero resultó Oliviera el enemigo de verdad. El de KTM se deshizo de sus perseguido­res y tiró con todo a por un Márquez que llegó a tener dos segundos de ventaja. Resultó una preciosa batalla entre ambos peleando por cada décima, plena de tensión, y el portugués llegó a reducir su desventaja por debajo del segundo, a 0.9.

Aguantó el brazo. Quedaba la duda de si aguantaría el brazo del ilerdense, que aún dista mucho de estar al cien por cien, pero vaya si aguantó, tanto como que le dio para cruzar la meta como ganador con 1.610 sobre Miguel. A partir de ahí, explosión y lágrimas de emoción de todo su equipo, por tanto vivido, y por tanto sufrido. Cerró el podio Quartararo, que sale más líder, porque llegaba con 14 puntos sobre Zarco y ahora saca 22 a su compatriot­a, que aquí fue sólo octavo, superado también por Binder, Bagnaia, Miller y Aleix. Mir, que salía desde la decimosext­a plaza, remontó hasta la novena, y cerró el top ten un Pol que ya sabe que la Honda también puede ganar este año, porque en manos de Márquez, incluso tocado, es posible. Respecto a Viñales, su resultado lo dice todo. Salía 21º, penúltimo. Acabó 19º, último a 25 segundos de la cabeza. Dijo en la víspera que peor no podía irle en la carrera. Bueno, según se mire...

El podio Oliveira fue segundo y Quartararo, tercero. El francés es más líder

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Márquez celebra el triunfo en Alemania nada más cruzar la línea de meta.
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