AS (Galicia)

Carolina Marín

- JUANMA LEIVA /

Carolina Marín (Huelva 28 años) vio hace un mes cómo una grave lesión en su rodilla izquierda truncaba su objetivo de defender el oro en Tokio. Un calvario que ya vivió, aunque en la pierna derecha, y del que pudo sobreponer­se con mucho esfuerzo para volver a convertirs­e en la mejor del mundo.

—Después de todo lo que pasó para recuperars­e de la lesión de su rodilla derecha, falla la otra y se pierde la cita olímpica. ¿Cómo se afronta un obstáculo así?

—Que pase eso es muy duro. Pero tengo que decir que no lo estoy pasando sola. Todo mi equipo me acompaña. El mismo que ha estado en los momentos buenos, también me arropa en los malos. Y eso es algo que hay que agradecer… pero ni con eso bastaría para expresarle­s la gratitud que siento. Están las 24 horas pendientes de mí. La figura de María, mi psicóloga, está siendo clave en este proceso. Porque al final con ellos comparto todo y así logro asumir por qué me ha pasado. Y, por otra parte, en mi cabeza me repito para tranquiliz­arme que estos Juegos no eran para mí. La cantidad de piedras que me he encontrado en el camino han sido enormes (no sólo la lesión, también perdió a su padre…). Y los próximos Juegos son en tres años, lo que me da más tranquilid­ad.

—¿Podrá ver los Juegos sin que le provoquen sentimient­os de frustració­n?

—Los veré, sin duda. Porque estoy serena, centrada en mi recuperaci­ón. No voy a negar que me va a dar mucha rabia el verlo desde el sofá y no estar presente. Pero a la vez muy contenta de que mi amiga y compañera Clara Azurmendi se haya podido clasificar y que haya otra representa­nte del bádminton español. Le deseo lo mejor, son sus primeros Juegos y espero que los disfrute. Siempre la he apoyado y ahora mucho más. —¿Qué le haría ilusión ver? —Que España gane cuantas más medallas, mejor. Todos los deportista­s se dejan la piel por llegar lo mejor preparados posible a los Juegos y lloraré de alegría con cada medalla que logren, eso seguro (risas). Ojalá sea muchas veces.

—Usted que comparte tantos momentos con tantos deportista­s en el CAR. ¿No hay alguna medalla que le pueda hacer una ilusión especial? Además de una en bádminton, obviamente. —Uf, es que hay muchas. Mucha gente del atletismo o Lydia Valentín… Por ejemplo, que lograran medalla Sandra Sánchez y Damián Quintero, que entrenan justo en el piso de arriba donde lo hago yo, van a ser sus primeros y últimos Juegos, así que seguro que tienen toda la ilusión del mundo. También los chicos de piragüismo como Saúl Craviotto… Son tantos. Al final, es que acabas teniendo mucha relación con deportista­s españoles de todas las disciplina­s y les voy a mandar todos los ánimos posibles.

—Usted, mientras tanto, tendrá ese Mundial de Huelva de diciembre en la cabeza… ¿Que sea en su ciudad hace que vaya a dar aún más por intentar recuperars­e a tiempo?

—A día de hoy, sí. Soy sincera. Si el Mundial fuese en cualquier otra parte, y con la lesión que tengo, dudaría mucho el forzar para poder estar. Pero siendo en Huelva, y con lo que hemos luchado por conseguirl­o, vamos a hacer todo lo posible. Son seis meses, el tiempo es demasiado limitado, hay que ser realistas. Pero según se vaya acercando la fecha, valoraremo­s cómo está la rodilla… Y lo más importante, cómo estoy yo de confianza. Pero desde luego que voy a darlo todo para intentar estar recuperada a tiempo.

Mala suerte “Me repito para tranquiliz­arme que estos Juegos no eran para mí”

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Carolina, el miércoles en Madrid.

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