AS (Galicia)

La Azurra despierta a Italia

Los tifosi vuelven a tomar las calles gracias al equipo de Mancini: es la fiesta del regreso a la vida

- M. CALEMME REPORTAJE GRÁFICO GETTY, REUTERS, AFP Y EFE

La Azzurra de Mancini está funcionand­o casi como una máquina del tiempo para los italianos. Durante los partidos de la fase de grupos, el Olímpico de Roma parecía haber vuelto a las noches de Italia 90, cuando los tifosi lloraban de alegría con Schillaci. Hubo una simbiosis total entre jugadores e hinchas. En las gradas, el himno de Mameli se escuchó varias veces a capela y las victorias se festejaban con ‘Notti Magiche’ de Edoardo Bennato y Gianna Nannini, banda sonora de aquel inolvidabl­e Mundial de hace ya 31 años.

El formato de esta única Eurocopa obliga a renovarse, y entonces, tras una parada en Londres, la Nazionale regresó a una tierra que le ha dado una de las mayores alegrías de su historia, Alemania. Bajo su cielo, la Azzurra levantó su cuarta Copa del Mundo y el viernes, ante Bélgica, logró allí otra gran hazaña. Los de Mancini demostraro­n ante el conjunto de

Martínez ser grandes como su maravillos­a racha sin derrotas sugería, aunque muchos todavía no lo creyesen. Fue una victoria bonita y merecida, y tras el pitido final de Slavko Vincic, miles de italianos tomaron la calle para celebrarla.

Esta vez, lo hicieron al puro estilo 2006, cantando la versión italianiza­da de Seven Nation Army del grupo americano The White Stripes, ese ‘po, popopopo, po’ que en el país de la bota es todo un clásico. El corazón de la fiesta estuvo, obviamente, en la capital. En la fanzone organizada por la UEFA en la Piazza del Popolo el ambiente fue mágico desde el comienzo de la noche, a pesar de las limitacion­es causadas por el COVID (sólo podían acceder 900 personas). Durante el himno italiano, apareció entre los tifosi una bandera tricolor de 500 metros cuadrados y, a la vez, 5.000 globos azzurri colorearon la plaza y los Fori Imperiali. La celebració­n, luego, se desató en toda la ciudad, aunque, quizás por la pandemia, la mayoría prefirió evitar grandes aglomeraci­ones y optó por formar caravanas de coches.

Hubo una actitud parecida en varias ciudades del país. Como mostró la agencia AGI, típicas áreas de reunión social como Piazza Duomo en Milán y Piazza Maggiore en Bolonia se vieron casi vacías, pero en el Lungotever­e de Roma, en el Lungarno de Florencia y el Lungomare de Nápoles apareciero­n cientos de autos, motos y bicis con banderas, trompetas y cánticos.

Hubo momentos de tensión, como pasa a menudo (y tristement­e) en estas ocasiones. En Roma, la Policía tuvo que intervenir en el Piazzale Flaminio, bloqueado por los hinchas que abandonaba­n la fanzone mientras que en Bolzano, las fuerzas del orden tuvieron mucho trabajo después de la victoria con Austria. Excepcione­s, por suerte, de unas noches muy felices gracias a una Azzurra que contagió a todo el país con su fútbol y su buen rollo.

Los de Mancini, desde que empezó el torneo, se muestran en las redes sociales cantando canciones napolitana­s, el himno, y tomándose el pelo entre ellos. Para los italianos esta no es sólo una Eurocopa, es la gran fiesta del regreso a la vida. Quieren que siga.

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