AS (Galicia)

Ugrumov, mejor solo que mal acompañado

El letón sumó dos victorias consecutiv­as en 1994

- POR JUAN GUTIÉRREZ

Esa mañana, en la salida, Piotr Ugrumov saludó con frialdad a Nelson Rodríguez. “Le felicité por su triunfo y punto”, explicó el letón. Aún estaba escocido por el suceso del día anterior en Val Thorens, cuando el colombiano no le dio ningún relevo y luego le remachó. “Piano, piano, que no voy bien”, le iba diciendo Cacaíto durante la subida en una estrategia de engaño y desgaste, mientras Ugrumov apretaba sin éxito para despegar esa lapa de su rueda. “Si uno de mis ciclistas hubiera corrido como Rodríguez, me daría vergüenza”, dijo Emmanuele Bombini, el director del Gewiss. La indignació­n inundaba al equipo.

Un día después, Ugrumov partió dispuesto a que no se repitiera la historia en otra etapa alpina, entre Moutiers y Cluses. El letón saltó en la Croix-Fry para atrapar a Arturas Kasputis, a quien abandonó en las primeras rampas de la Colombière para rodar solo durante los 31 kilómetros finales. El ciclista de Riga ganó con 2:39 sobre Miguel Indurain y se aupó al tercer peldaño provisiona­l del podio. “La victoria de Rodríguez en Val Thorens me decepcionó tanto que esta mañana salí pensando en fugarme en solitario para asegurarme el triunfo sin que nadie aprovechar­a mi trabajo”, reconoció en la rueda de prensa.

La racha no acabó ahí. Al día siguiente, Ugrumov exprimió su estado para conquistar la cronoescal­ada de 47,5 kilómetros entre Cluses y Morzine Avoriaz por 3:16 sobre Indurain, que prefirió “no arriesgar” bajo la lluvia para conservar el amarillo a dos jornadas de París. El letón dio así otro salto al segundo escalón. En tres días de inspiració­n y buenas piernas había remontado 8:29 minutos, con dos victorias de etapa que sólo Cacaíto impidió que fueran tres, y había pasado de la novena a la segunda plaza, que conservó hasta el final en aquel Tour de 1994, el cuarto de Miguel.

Indurain ya había compartido antes podio con Ugrumov en el Giro de Italia de 1993. El letón puso contra las cuerdas al español en la penúltima etapa, en el Santuario de Oropa, donde le recortó 36 segundos con un ataque a cinco kilómetros, que Miguel no pudo neutraliza­r tras haber respondido a otras dos andanadas anteriores, para quedarse a 58” de la maglia rosa. Sin duda, a Ugrumov se le daban bien los últimos días de carrera.

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Piotr Ugrumov, durante la cronoescal­ada del Tour de 1994.

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