Tristeza para los 9.000 españoles en Wembley
Los expatriados respondieron y acudieron en masa
El final de fiesta no pudo ser el deseado para los 9.000 aficionados españoles que acudieron a Wembley, muchos después de atender la llamada de apoyo de la FEF el día anterior para poder contar con apoyo en la grada. La imposibilidad de viajar hasta Reino Unido a causa de las restricciones hizo que sólo los residentes en el país pudieran asistir al encuentro. Así fue.
Su imagen al final del encuentro despidiendo con aplausos a La Roja y a Luis Enrique resumió perfectamente el sentir de una afición que se sintió orgullosa de su equipo nacional. España perdió en los penaltis, pero se ganó el corazón de los hinchas por su espíritu de lucha y su buen fútbol.
El día fue extraño para la mayoría de los que acudieron a Wembley. De hecho, fue un día laborable normal hasta que después del trabajo tocó ponerse la camiseta de la Selección y acudir al estadio a animar. Por eso apenas se vio a aficionados ataviados con banderas y bufandas de La Roja por el centro de Londres. Ni los lugares más emblemáticos como Picadilly Circus o Trafalgar Square dieron muestra de que horas más tarde se disputaba en Londres una semifinal de la Eurocopa.
Cánticos. Fue en los aledaños de Wembley donde se empezó a percibir que había ganas de partido. Un grupo de tres amigos venidos de
Tenerife y Galicia, por separado, mostraron su alegría: “Ha sido difícil llegar, hemos tenido que venir por Palma”, dijeron. Sin embargo, los venidos de las islas españolas fueron excepción ante el masivo número de expatriados que aprovecharon que España jugaba en Londres para animar. Cantaron junto a Manolo el del Bombo, saltaron con el Italiano el que no bote, incluso se animaron a cantar La Macarena. Sufrieron hasta el empate de Morata y disfrutaron luego hasta los penaltis. Se perdió la semifinal, pero a nadie le importó. Todos se fueron con la sensación del deber cumplido: apoyar a tu país en el exilio.
Detalle Despidieron entre aplausos al técnico y a los jugadores