AS (Galicia)

Griezmann ha sido un jugador clave en el único título en dos años

- JUAN JIMÉNEZ

Desde que aterrizó en el Barça en el verano de 2019, Griezmann vive pendiente de Messi. Y no puede extrañar a nadie. El francés tomó la decisión de fichar por el club azulgrana para ganar títulos y jugar con el mejor jugador del mundo, pero también sabía que su posición ideal en el campo, y su rol de juego, es el que ocupa al argentino, así que no le tocó más remedio que adaptarse y cubrir huecos. Si le ha tocado jugar pegado a la banda izquierda, lo ha hecho; si Koeman lo ha colocado de delantero centro, se ha adaptado. Pese a las críticas, y atendiendo al contexto, Griezmann ha tenido un rendimient­o correcto en el Barça. Ha marcado 35 goles en 99 partidos, una media de 0,35 por partido. No es la del Atlético (0,51), donde marcó 133 goles en 257 partidos, pero es un jugador que ha ido más y que, en el único título del Barça en los dos últimos cursos, la Copa, ha tenido un papel decisivo: desde el gol clave de la final de La Cartuja a las remontadas contra Granada o Sevilla. La pasada temporada, su nivel subió.

Sin embargo, la asfixia económica del Barça le afecta con vistas a la temporada 2021-22. Y el club está obligado a soltar lastre para poder inscribir a sus cuatro fichajes y renovar a Messi. Griezmann es uno de los sueldos más altos de la plantilla, de manera que si el argentino termina estampando su firma con el Barça, el club le pedirá encontrar una solución para separar sus destinos. Griezmann, además, no tendría claro un puesto en el equipo, ya que con Messi, Depay, Ansu y Agüero, tener minutos no sería sencillo. Realmente, no sería el gran problema. Griezmann siempre termina haciéndose sitio en los equipos porque trabaja bien. El asunto es que si Messi sigue la masa

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