AS (Galicia)

Asensio se

Hat-trick y partidazo del balear jugando como mediapunta ● Benzema no para: dos goles más

- LUIS NIETO

Era un Mallorca recién ascendido y plagado de suplentes, para no llamarse a engaño, pero tomen nota de este cuarteto de violines: Rodrygo, Asensio, Benzema y Vinicius. Va a costar echarles de ahí. A Hazard, a Bale y cualquiera que lo pretenda. El Madrid recuperó el liderato con una decoración lujosa en un partido sencillo. Y Asensio encontró su lugar en el Madrid y en el mundo. No se le recuerda un partido tan completo ni en la derecha ni en la izquierda. De mediapunta, el sitio que lleva años sin existir en el Madrid, reapareció ese jugador que un día pareció llamado a marcar una época. Cumplieron Ancelotti, que manejó bien el descontent­o del jugador, y Asensio, que replicó en el foro adecuado. El Madrid salió del partido como si hubiese cerrado un fichaje galáctico. El Mallorca, como si aquello no hubiera ido con él.

El once de Ancelotti dejó un rastro muy visible. No habrá rotaciones extremas. A Casemiro la paliza Madrid/Brasil le ha dejado plomo en sus piernas y niebla en su cabeza. Conviene despejarle. De Hazard sólo pueden servirse medias raciones. A Modric únicamente le van a sacar del once partidos de presunto medio pelo porque no hay gestor de juego que se le acerque. Camavinga y Rodrygo están en la primera línea de suplentes, los que tocan merecidame­nte con la punta de los dedos la titularida­d. Son la punta de lanza de la next gen. Benzema puede ir olvidándos­e de las vacaciones y Jovic puede tomárselas cuando quiera. Y Marco Asensio tiene en su mano ser lo que aparenta. La banda derecha le esperó durante todo el curso pasado y él no se presentó. Ayer Ancelotti le tendió esa mano izquierda con la que ha levantado tantas copas y dejó la pelota en su tejado. Le dio la plaza de mediapunta en ese 4-2-3-1 al que empieza a coger el gusto. Un acierto, porque el balear dejó el mensaje de que este tren no lo va a dejar pasar. Más si el puesto le cae como un guante.

Luis García, desde la otra orilla, jugó dos partidos en uno: el del Bernabéu y el del domingo próximo en Son Moix ante Osasuna. Sucede en los equipos cortos de munición, que no pueden dispararle a todo. Así que el técnico sólo mantuvo a cuatro de los que jugaron ante el Villarreal la semana pasada. Fue una aceptación tácita de que estaba frente a un imposible.

El partido le dio la razón pronto. Gayá, el lateral del filial del que tiró ante la plaga de bajas en defensa, metió la pata en un mal control. Una desgracia seguida de otra: Benzema era el enemigo más próximo y lleva tres años sin dejar pasar una. Esta tampoco. Metió media docena de zancadas y cruzó la pelota a la red.

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Asensio y Benzema celebran el 3-1 en el que el francés le dio la asistencia del pase al balear en una acción magnífica.
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