El Sevilla, en su s
Los nervionenses superan al Valencia con un gran inicio ● Duro recortó ● Mal Mamardashvili y Alderete; bien Lamela, Montiel y Papu Gómez
Veinte minutos de frenesí, eficacia y algo de desgracia valencianista dieron al Sevilla una victoria importante en lo clasificatorio y sobre todo en lo anímico, que posiblemente contribuirá a sacar de la depresión a los nervionenses después de haber sufrido tres empates consecutivos. Un 3-1 que devuelve al equipo del Sánchez-Pizjuán a la parte de arriba, su sitio, y con un partido menos, mientras el Valencia suma una segunda derrota seguida aunque contra dos rivales que a priori no son de su Liga. Deberá recuperar energías, efectivos y quizá algo de euforia para seguir en la buena línea que ha estado marcando Bordalás hasta ahora.
Casi todo lo importante ocurrió durante una primera media hora loca, impropia de dos equipos tan presuntamente sólidos como este Sevilla de Lopetegui y el nuevo Valencia de este año. Un guion disparatado que de paso alumbra varios debates, sobre todo en Nervión, donde muchos reclamaban que el entrenador centrara más al Papu, que ha jugado bastante más en la banda desde que llegó el pasado mes de enero. Lo puso de enganche esta vez y el argentino inauguró el marcador sin haber sudado (1-0, 2’) en conexión muy argentina, con robo de Montiel y balón largo de Lamela. Sigue aportando de manera decisiva el extremo ex del Tottenham y debutó bien como titular el lateral que llegó de River, inmiscuido de manera aún más decisiva en el también tempranero 2-0 (15’). Un centro suyo se envenenó en la espalda de Lato y se convirtió en gol tras una espantosa salida de Mamardashvili, superado por arriba de manera muy cómica, pero sobre todo letal.
La competencia real del joven portero georgiano, una de las apariciones en Mestalla y toda LaLiga, también entrará en discusión durante los próximos días, seguro, después de ese gol tontísimo y de haberse quedado en tierra de nadie en la vaselina del 3-0, en el que quedó asimismo algo retratado Omar Alderete. Bordalás le cambió en el descanso. Se pasó de revoluciones casi siempre el central paraguayo y le faltaron para aguantarle la carrera a Rafa Mir en ese tercer tanto, que auguraba tormenta cuando apenas se habían superado los 20 minutos de partido.
Pero no. Compitió luego el Valencia como tantas veces ha competido en esta temporada con Bordalás, aunque a los trompicones que marcaba Gonçalo Guedes entre la banda y la punta de ataque, con libertad, durante los alrededor de 70 minutos que el portugués sobrevivió sobre el campo. A la media hora, una falta botada por Guedes y mal despejada por Ocampos la empalmó Hugo Duro (como contra el Madrid; se le está poniendo cara de killer) para que Diego Carlos desviara la pelota e hiciera imposible la estirada de Bono (31). Había partido.
Lo había, en silencio al menos, a la espera de que el Valencia diera otro zarpazo para poner suspense o el Sevilla lo matara en una contra. Foulquier culminó fatal una gran jugada propia, Maxi se encontró con Diego Carlos en un chutazo franco desde la frontal y EnNesyri cabeceó flojo un buen servicio de Lamela, siempre Lamela. Pero el marcador no se volvió a mover.