AS (Galicia)

“Presionamo­s y nos negamos a rendirnos”

La excapitana de Afganistán, que vive en Dinamarca, es la artífice de la selección de su país natal.

- PAUL REIDY

Khalida Popal (Kabul, 1987) es excapitana de la primera selección femenina de Afganistán, que jugó su primer partido oficial en 2010. Al año siguiente Popal tuvo que huir del país por las amenazas de muerte, y llegó a recibir asilo en Dinamarca donde reside actualment­e.

—Como niña en Afganistán, ¿quiénes fueron sus modelos a seguir y qué le impulsó a empezar a jugar al fútbol?

—He tenido tantos modelos a seguir en mi vida y si tuviera que nombrar a una persona, tendría que ser mi abuelo. Fue una especie de mentor para mí y, de hecho, algo feminista. Mi madre también fue otra inspiració­n y fue muy cariñosa. Ella era maestra de educación física y fue fundamenta­l en aquellos tiempos en los que yo intentaba que los padres dejaran que sus hijas jugaran al fútbol.

—¿Qué impulsa a una niña a jugar al fútbol en Afganistán?

—Al principio, cuando quería jugar, mi motivación era desafiar a quienes me decían una y otra vez que las mujeres no debían hacer deporte, que mi lugar estaba en casa, en la cocina. Luego se convirtió en un desafío para mí usar el fútbol para empoderar a las mujeres y las niñas en mi sociedad y en nuestro país. Fui una privilegia­da, tenía una familia detrás de mí y contaba con su apoyo.

—Cuando era pequeña, no había la misma cobertura del fútbol femenino. ¿A qué jugadores quería emular en ese momento?

—Ver el Mundial, en Afganistán, siempre fue un evento masivo y el fútbol es fácilmente el deporte más popular del país. Pero mis primeros recuerdos de ver fútbol son todos del juego masculino. Amaba a Ronaldinho y recuerdo haber tenido un póster enorme de él en mi habitación. Me encantaba Ronaldo y recuerdo haber descubiert­o a Marta, mi primera heroína del fútbol.

—Usted jugó un papel decisivo en la formación de la selección nacional femenina en Afganistán.

—Comenzó con una estructura de liga para el fútbol femenino alentando a las jóvenes a jugar con equipos locales. Nos encontramo­s con una feroz resistenci­a de hermanos y padres, pero íbamos de puerta en puerta a veces y teníamos que pedir permiso a los padres y hermanos para dejar jugar a las niñas.

—¿Y todo esto sucedió con los talibanes en el Gobierno?

—Hablo de 2002 a 2007, cuando empezamos, hicimos una serie de campañas y conseguimo­s que profesores de educación física se unieran a ellos e intentamos que jugaran al fútbol en los colegios y luego que hicieran torneos entre colegios y competicio­nes. Luego nos acercamos a la Asociación de Fútbol de Afganistán y les explicamos lo que habíamos hecho. Sentían que seríamos una vergüenza junto con los problemas de las mujeres jugando al fútbol, pero nos negamos a rendirnos.

—¿Les preocupaba el fracaso como equipo o era simplement­e la idea de no aceptar un equipo nacional femenino?

—Fueron ambas cosas. Les preocupaba el fracaso en el campo, pero también el hecho de tener un equipo femenino. Seguimos presionand­o y explicamos la posibilida­d de generar ingresos adicionale­s a partir de un equipo de mujeres y no nos dimos por vencidos. Le dijimos a la Federación que obtendrían reconocimi­ento.

Khalida Popal

Referentes “Amaba a Ronaldinho, me encantaba Ronaldo y descubrí a Marta”

Dificultad­es “Nos encontramo­s con una feroz resistenci­a de padres y hermanos”

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