Duke da alas a Australia
Un gol del ariete tumba a una Túnez muy previsible y sin pegada ● Los de Arnold sueñan con los octavos de final
Se llama Mitchell Duke y juega en el Fagiano Okayama de la segunda división japonesa. Su nombre ya forma parte de la historia de Australia tras ser el protagonista casi absoluto de un triunfo de mérito ante Túnez en el Mundial de Qatar. Un remate de cabeza perfecto. Tres puntos cruciales en su deseo de alcanzar los octavos de final del torneo 16 años después. Liderada por su ariete, la selección oceánica frenó el ímpetu del conjunto de Jalel Kadri, demasiado previsible en su juego y con la sensación de haber perdido su oportunidad en esta cita de Qatar. Sólo Msakni amenazó, pero su pegada se ausentó.
La apuesta de Graham Arnold funcionó en el inicio mejor que la de Jalel Kadri. Túnez quiso el control, pero su salida de balón se atascó desde el arranque ante la intensa presión de Australia, que buscaba con rapidez la verticalidad de Leckie y Goodwin. Ni Msakni ni Jebali entraban en juego. En una de sus transiciones, Australia encontró un trozo de paraíso. De la portería al área rival en tres toques. Goodwin encontró metros por la izquierda y sirvió un centro envenenado que Duke decoró con un sensacional remate de cabeza.
Errático Msakni tuvo en sus botas el empate, pero no acertó ante la meta de Ryan
Insistencia. Msakni tomó el liderazgo de Túnez y tuvo en sus botas una gran ocasión al filo del descanso, pero su remate tras un pase de Jebali no encontró la meta de Ryan. Fue más valiente Túnez en la reanudación. Entró Sassi y Laidouni adelantó su posición. Entonces apareció más Sliti, incisivo cerca del área. Jebali seguía chocando contra un muro. Australia jugó con los espacios y lanzó a Goodwin y a Leckie.
Túnez ya era lo que trataba de ser Msakni. Dribló, amagó, aceleró, disparó y chocó contra Ryan cuando el reloj ya era un enemigo real para su selección. Insistió el cuadro africano hasta el final. Con Sliti entrando una y otra vez. Pero Australia era ya una muralla impenetrable. Mooy se multiplicó en la zona media. Souttar se agigantó en el área. Y el sueño de los octavos queda presente en el conjunto de Arnold.