El Alavés pierde pero es el campeón de invierno
Le eleva su coeficiente de goles. El Nàstic, práctico
El Nàstic de Tarragona dispensó al Alavés la misma medicina que suele usar el equipo de Bordalás. Máximo rendimiento a lo que propone sobre el campo. El 1- 3 se antoja excesivo pero nadie puede cuestionar que el equipo de Vicente Moreno se llevó los tres puntos después de hacer un partido muy inteligente. Bueno, Bordalás sí lo hizo pero hay que reconocer que su discurso se pareció mucho al de los entrenadores rivales del Alavés en otros encuentros de la Liga Adelante cuando el conjunto babazorro se lleva el botín de sus estadios.
El Nástic colocó una defensa de cuatro, un triángulo con Rocha, Tejera y Lobato y dos estiletes en banda en media punta (Emaná y Assoubre) que desactivaron al líder de Segunda. Achille Emaná es un caso similar al de Adama Traoré en el Barcelona B hace dos años. No será un ejemplo a seguir en cuanto a precisión en pases o continuidad en el juego pero, físicamente, parece superior a todos. Su nivel de desborde, esprint y contundencia en los choques es insultante. Cuando juega mal, desespera a los seguidores del Nástic pero cuando lo hace bien, es inalcanzable. Ayer dio el pase del primer gol, metió el segundo y acabó asistiendo a su hermano Stephane en el tercero. Mereció incluso el aplauso del público en Mendizorroza.
También es cierto que el árbitro no estuvo muy certero en ocasiones puntuales. Pudo comerse un penalti sobre Femenía en el primer tiempo pero, ya en el segundo, se tragó uno muy evidente sobre Manu Barreiro. Esa circunstancia penalizó gravemente a los de José Bordalás aunque no hay que agarrarse sólo a la actuación de Ocón Apráiz.