Días de caos en un Betis muy fracturado
El presidente casi dimitió, el técnico es interino
El Madrid puede sacar provecho de los días de desesperación que se viven en Heliópolis. El Betis multiplica por dos, si es posible, su histórica capacidad autodestructiva. Un equipo en el que los fichajes veraniegos, alguno tan caro como Van der Vaart, juegan con cuentagotas y que cuando eso ocurre lo hacen mal. El central alemán Westermann parecía el más potable, pero una dolencia extraña ha provocado que se pierda los últimos partidos.
Van der Vaart no está ni se le espera y por eso no forma parte hoy otra vez de la lista de un entrenador con etiqueta de interino, Juan Merino. El club sigue dispuesto a darle las llaves del proyecto a Juande Ramos, que podría ser presentado en las próximas horas.
Por él ha echado el resto una Comisión ejecutiva en la que se quiere hacer fuerte Juan Carlos Ollero, el hombre que todavía preside una directiva fracturada y que ha salvado un match ball en forma de dimisión. Hace tres días, Ollero dio marcha atrás en su decisión de marcharse con la promesa de que tendrá más peso en las decisiones importantes como son la llegada de un entrenador o los fichajes de invierno. Menuda semana le espera a Macià, director deportivo al que parte del Consejo ya tiene enfilado por su desastrosa planificación deportiva a las primeras de cambio.
Le sigue sosteniendo al Betis su siempre fiel afición, récord histórico de socios esta temporada: 44.000 que formarán parte del lleno que se prevé hoy en el Benito Villamarín.
Macià Tiene una semana para arreglar una pésima planificación veraniega