AS (Las Palmas)

Los Hispanos quedan en manos de Dinamarca

España desaprovec­hó su gran primera parte y el brillo de Sterbik

- ENRIQUE OJEDA

Demoledor España recibió un parcial de 0-7 en la segunda mitad

La derrota, por la diferencia de goles, 23-27, da posibilida­des a Alemania de meterse en la pelea por las semifinale­s del Europeo: se enfrenta a Dinamarca en la última jornada. Gran primera parte de la Selección y una segunda para olvidar.

Después de una primera mitad preciosa, en la segunda España no dio la talla, o por lo menos no la que se le suponía tras haber disfrutado de aquella media hora, porque el 14-11 esperanzad­or acabó con un preocupant­e 23-27, que tal como está el grupo coloca a los Hispanos en manos del

fair play de los daneses, que en el último encuentro se miden a Alemania, y en un triple empate si los germanos ganan por tres goles, envían a casa a los de Manolo Cadenas.

Pero eso es mucho suponer, porque en el balonmano los amaños, que se sepa, hasta ahora sólo los ha propuesto algún equipo balcánico, y no se tienen más noticias de componenda­s.

Porterazos. En la primera mitad de lujo el estandarte de España fue Sterbik, con Raúl Entrerríos y Maqueda de escuderos. España salió en 5-1, con Ugalde de avanzado. Por dos motivos, porque no está Guardiola, que lesionado se ha quedado fuera del grupo (Baena ha entrado por él), y porque era la variante para anular el juego de la primera línea con Mikkel Hansen.

Todo fue bien, porque la Selección controló el ritmo, aguantó, fue paciente, no perdió balones, y estuvo bien plantada.

Gudmundsso­n varió sobre la marcha, y con dos relevos comenzó a remontar: Noddesbo hizo sangre en los seis metros, y el central Damgaard sorprendió con sus lanzamient­os de distancia.

Con esas aportacion­es ofensivas, aunque Sterbik mantuvo el tipo, España perdió la brújula. Recibió un parcial de 0-7 en la segunda parte, con 11 minutos sin marcar ante un Landin crecido (le detuvo dos siete metros a Rivera), y ya no hubo poder de reacción.

Cuando se bajó al 6-0 se notó la ausencia de Guardiola, tan compenetra­do con Viran Morros que ambos se conocen de memoria. Cañellas volvió a ser el chico para todo, pero no es superman.

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SIN CONTEMPLAC­IONES. La defensa danesa ya se sabe que es dura, y Maqueda la sufre doblemente.
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