AS (Las Palmas)

Miedos en Mestalla y contactos por Zaza

El Valencia llama al delantero italiano como revulsivo para enero

- CONRADO VALLE

El Valencia trata de adaptarse a su realidad, que es la pelea por evitar el descenso como dictan sus números. El efecto Prandelli se quedó en una victoria en Gijón hace siete jornadas. Ni una más en LaLiga. Hay grietas en un vestuario huérfano de líderes y lagunas evidentes en la planificac­ión.

X Los números. Enzo Pérez dijo tras el encuentro contra el Granada que el Valencia “había tocado fondo”. Error del argentino. Dos jornadas después, tras el empate contra el Málaga, los de Prandelli están peor en la tabla, con el ánimo más por los suelos que entonces y sin saber a dónde o a qué agarrarse para salir del fango. “¿Veremos cómo sacamos los 30 puntos que nos faltan para llegar a 42?”, comentaba una fuente del club. El efecto Prandelli solo duró un partido, el de Gijón (1-2). Desde entonces, tres empates y tres derrotas. El gol de Fornals en el 93’ (el único valenciano que fue titular y lo era por el Málaga) ha dejado noqueado a un vestuario huérfano de líderes y a un club cuyos gestores (asiáticos) carecen de cultura futbolísti­ca. Layhoon Chan, que ayer estuvo en Paterna, no tiene respuestas ni sabe qué decir, y la lejanía de Peter Lim (no pisa el estadio desde mayo) es algo que no se entiende por Mestalla. X La realidad. El Valencia, llegados a la 14ª jornada, está cuajando la segunda peor temporada de su historia. Sus números son incluso peores que la campaña del descenso (85-86). Sólo en la 97-98 sumaba menos (11) de sus 12 puntos actuales (seis de los cuales los logró Voro en sus tres partidos de interino). A ese recuerdo, por los paralelism­os que existen, es a lo poco que pueden aferrarse los che. El Valencia acabó 9º con un italiano en el banquillo, Claudio Ranieri (que sustituyó a Jorge Valdano en la jornada 3). A Ranieri, como a Prandelli, le costó arrancar (8 puntos de 21 en sus primeras 7 jornadas, 6 el actual técnico). Pero en aquella plantilla había gente como Carboni, Fernando, Angloma, Milla, Djukic, Piojo y canteranos como Albelda o Mendieta. Además en enero llegó Adrian Ilie, un revulsivo que ahora se busca en Zaza. X Llamada a Zaza. El Valencia necesita darle un giro a su plantilla en enero, la cual se quedó a medio hacer en verano. Simone Zaza es uno de los nombres que están en la mesa desde la llegada de Prandelli. Hace una semana, el jugador recibió una llamada para preguntarl­e si estaría dispuesto a jugar en el Valencia a partir de enero. No dijo que “no”. De hecho le seduce la idea de ponerse a las órdenes de Prandelli. Zaza, que pertenece a la Juventus de Turín, está cedido en el West Ham. Lleva 11 partidos con el club de la Premier. Si llegara a disputar 14, el West Ham debería hacer efectiva una opción de compra obligada de 20 millones. Zaza lleva dos partidos sin convocar y el club inglés no está por la labor de hacerle jugar los tres partidos que le faltan para llegar al cupo. X Los mensajes. Pran- delli rehuye hablar del mercado, aunque lanza mensajes. Contra el Celta y el Granada no agotó los cambios y contra el Málaga (Enzo era baja) sustituyó a Parejo por Fede, en una decisión poco entendible y que pagó con la pérdida del balón. Pero tampoco el italiano tenía otro centrocamp­ista en el banquillo. Prandelli, además, el viernes, tras haber dejado caer García Pitarch que en enero habrá limitacion­es para fichar por el Fair Play Financiero, matizó: “Cuando fui a Singapur, Lim me dijo que se podrían hacer operacione­s siempre que entraran en el Fair Play”. Un apunte, el hecho por el italiano sobre el margen de capacidad para incorporar refuerzos, que el día de su presentaci­ón (octubre) no era tan ‘grave’ como parece serlo ahora. X Grietas internas. Los resultados han deteriorad­o el ambiente entre los futbolista­s que, según se apunta desde dentro, dista de ser el de una “familia”. Mucha juventud y veteranos de no asumir galones o no tenerlos de cara al grupo. Además, la presión de Mestalla les empieza a superar, un estadio que se vacía partido a partido (sólo 23.141 espectador­es contra el Málaga) y con reproches entre la Curva Nord y el resto de la grada por el silencio de la grada de animación por sus problemas con el club. El Valencia sólo ha ganado un partido en casa: contra el Alavés, de penalti en el último minuto y con Voro. Es el segundo peor local de la LaLiga. La llamada Zona Cesarini causa estragos en el Valencia: 42% de los goles encajados (11 de 26) en los últimos minutos (6 del 41’ al descanso y 5 a partir del 88’), que se traduce en 4 puntos. Falta de tensión y miedo a perder.

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11 DE 26 GOLES EN LA ZONA CESARINI. El Málaga empató en Mestalla en el 93’, evitando la primera victoria de Prandelli ante su público.
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