AS (Las Palmas)

Suplentes invencible­s

Dobletes de James y Morata y asistencia­s de los ‘malditos’ Coentrao y Danilo ● El Granada no existió en la primera mitad ● Kovacic aprieta

- LUIS NIETO REMATES REPORTAJE GRÁFICO PEPE ANDRÉS Y PEPE VILLOSLADA

Por prevenir al madridismo de la tentación de levitar, conviene precisar que su equipo jugó ante el Granada, perro de mil leches, con once jugadores de once nacionalid­ades distintas, mestizaje loco, y al que el partido le cogió haciendo las maletas para viajar a Segunda. Pero esta versión alternativ­a y casual del Madrid que Zidane ha empleado en etapas de media montaña ha resultado estupenda, individual y colectivam­ente. Lástima que no haya podido disfrutarl­a el Bernabéu. Porque la afición le ha cogido cariño a este colorido Madrid, del que gusta tanto la partitura (más centrocamp­istas) como la orquesta (más canteranos y más españoles).

Como en Eibar, Leganés, Gijón o A Coruña, tuvo un despegue vertical en Los Cármenes. En diez minutos hizo dos goles y despachó a un Granada de broma. Ambos de James, que en lugar de afligirse en su cuesta abajo ha sacado en estos partidos la estrella mundial que lleva dentro. Fueron dos goles a un toque, de llegador, el segundo en envío preciso en colocación y potencia de Coentrao. Y es que la empatía del grupo ha ido recuperand­o malditos. Danilo, el lateral fantasma

Ade la otra orilla, también regaló un gol. Esta vez, sin Isco, indicio de que volverá a ser titular ante el Atlético, la cosa tuvo menos encanto pero la eficacia demoledora de tardes anteriores.

A favor de resultado, con Kovacic cuidando del solfeo en el centro del campo, liberado por Casemiro y desatado ya como primer espada, el Madrid fue haciendo pedazos a lo que quedaba del Granada (escombros) en ataques relámpago. Faltaba la continuida­d y sobraba la precisión. Sobre todo la de Morata, que le ha sacado gran provecho a esta Operación Triunfo. Manejó todos los registros del nueve moderno. Acertó a un toque (tercer gol), supo autoabaste­cerse (cuarto) y fue lanzadera de sus compañeros del frente de ataque (primero). Partidos así le quedan ya por los tobillos. Sus veinte goles le despegan mucho de Benzema y de su continuida­d en un equipo que apenas premia su productivi­dad.

El Granada fue cadáver desde el comienzo y pudo irse ya al descanso con un set en blanco si Lucas Vázquez, otro que anda como un tiro, no estrella una pelota en el larguero y Casemiro no echa a perder un remate a puerta vacía.

En la segunda mitad, el Madrid espació sus ataques y conservó energías. El partido siguió de su mano, con un Kovacic creciente y emprendedo­r, pero resultó menos certero. El Granada, con Lombán como central, detuvo la hemorragia y dejó alguna huella en el área del Madrid. Sin embargo, fue Ochoa de nuevo el más exigido. Danilo, Lucas y Sergio Ramos dejaron pasar buenas opciones. Y el equipo acabó con todo el parque de artillería, Morata, Benzema y Mariano, para culminar el desfile. Probableme­nte no se repetirá este Madrid B al completo en lo que resta de curso, pero su compromiso y el valor de Zidane quedaron ahí. Fue un placer.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain