AS (Las Palmas)

“Me colaba trepando por la fachada, como Spider-Man”

Jero García, boxeador, jamás se olvidará del Calderón

- P. CAZÓN / MADRID

Cómo no voy a ser del Atleti si me he criado a la sombra del Vicente Calderón!”, exclama Jero García (Madrid, 1970), con acento de Carabanche­l bajo. Enseguida, la sonrisa: siempre la tiene en boca. Boxeador, actor y el Hermano

Mayor de Cuatro desde hace dos años, acaba de ser padre de gemelos pero esa mañana espera a AS a la puerta de su gimnasio La Escuela Boxeo, ese que sale en Tarde para la ira, la película de Goya de Raúl Arévalo. “Es para hablar del Calderón, que se nos va”, dice y, de nuevo, sonrisa. Se permite un paréntesis de pañales y biberones.

“Ay, el viejo estadio... Mira que, en mi caso, había fuerzas externas tirando de mis brazos hacia la otra acera... Lo intentaron por lo legal, lo ilegal, una camiseta de Pirri y otra de García Remón, pero nada”. El niño había nacido del Atleti. Su padre le llevaría por primera vez al fútbol, en Vallecas. “Él era del Rayo. El partido, un Rayo-Salamanca de un año que no diré... Desvelaría mi edad”, la risa es ahora carcajada. El primero en el Calderón es aquel que no olvidará. Un Villa de Madrid. Pereira y Leivinha. Flechazo. “Miré y lo supe: me había enamorado”. En aquel lugar también ganaría su “primer dinero”.

“Bueno..., pues..., yo me iba a ver los entrenamie­ntos del Atleti y le pedía a los jugadores que me firmaran fotos. A Hugo, Arteche... ¡Y después las vendía!”. Un sueldo. Allí también, después, entrenó, en el gimnasio en los bajos del estadio. Y vivió lo inolvidabl­e. “25 de mayo, Atlético-Albacete. Simeone, Kiko y el doblete... Fíjate cómo me acuerdo, como si fuera ayer”, aunque mañana haya llegado y ese estadio hoy ya no esté. Método. “Hasta los 14 años”, confiesa, “me colaba”. Lo curioso es cómo. “Trepando por la fachada, a lo Spider-Man”. Primero se encaramaba a unas vallas y, de ahí, hacia arriba, hasta llegar al primer anfiteatro. “Como había un enrejadito, se podía. ¿Para ver a mi Atleti? Lo que fuera”. Después, y hasta que nació su primera hija, en 1996, fue socio abonado. De pronto se pone serio. “Me duele mucho que se haya terminado. Pasar por la M-30, mirar y no verlo me va a doler. Era mi Catedral”. Allí donde con sus ojos vio correr a un dios portugués, Futre. “Era el espíritu del Atleti corriendo por la banda”. Su gol favorito, sin embargo, tiene acento de Jerez y es de los noventa. “El de Kiko, cuando ganamos aquella Liga... A veces, me lo cruzo por los pasillos de Mediaset y lo pienso: ‘Kiko, diooos’. ¡Cómo no emocionarm­e! Me dio una Liga...”. Aunque haya otro que le hace sombra: lo marcó él. “En un partido de artistas, a pase de Bustamante: para mí, lo más grande”. Y eso sí que no habrá ninguna piqueta que sea capaz de arrancarlo de su cabeza.

Anécdota

“Allí gané mi primer sueldo. Pedía firmas a los jugadores y luego las vendía”

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FELIZ. Jero García posa contento en la puerta de su gimnasio.

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