Un gran Sevilla y un prodigioso De Gea
Una parada mágica del internacional a Muriel mantuvo el 0-0 y deja todo para Manchester
Sólo los prodigios de un fabuloso De Gea privaron al Sevilla de volar en ventaja al Teatro de los Sueños, donde el 13 de marzo peleará por tumbar a un gigante. Visto lo visto en Nervión, está legitimado para pensar que es posible. El 0-0 de la ida de octavos no hizo justicia a un equipo determinado y valiente, que compitió como nunca esta temporada y que mereció volcar el partido, aunque fuera por la mínima, de su lado. El United de Mourinho, que ha cambiado su perfil rebelde y algo gamberro por un talante cercano a la flema británica y a las buenas formas que exige un club de esa dimensión, es una roca. Impresiona su poderío físico. Pero la construcción, como en tantos otros equipos del portugués, le interesa bien poco. Mourinho y el United ya tienen lo que vinieron a buscar, el 0-0. Pero tendrá que rematarlo. Y no será fácil. El Sevilla se hizo respetar y sale reforzado. Si cree y tiene fe, Old Trafford no se antoja tan inaccesible.
Un 0-0 también puede ser un buen partido. Montella pidió un equipo atrevido y sus deseos fueron órdenes. El Sevilla no se dejó impresionar por la tremenda planta del United, lleno de gigantes como Smalling, Matic, Pogba, McTominay o Lukaku y, en tono ascendente, se fue haciendo dominador. Supo llevar el juego a su terreno con una habilidad que hacía tiempo no se le veía. Del balón dividido y el juego físico de los primeros veinte minutos, al fútbol: el uno contra uno de Correa, los caños del Mudo, la presencia de Nzonzi y la distinción de Banega. Algo no cuadró bien en el United después de la lesión de Ander. De Gea firmó tres paradones. Uno de ellos, el del cabezazo a Muriel, fue magia. La segunda parte se ensució. Banega y Nzonzi intentaron elevarse donde Pogba (más forma que fondo el francés) naufragaba. Pero al Sevilla le empezó a faltar aire y Mourinho sacó juventud (Rashford) y talonario (Martial). El partido se puso peligroso para el Sevilla. Mourinho ya tiene lo que quería, un 0-0. Que no se fíe.