Cristiano sigue de guardia
Dos goles más para rescatar a un Madrid que sufrió ● Mejoró Bale y sigue desaparecido Isco ● Regreso triunfal de Modric ● El Eibar peleó siempre
El empeño del Madrid por ausentarse de esta Liga choca con los principios generales de contabilidad de Cristiano, que ya se ha puesto al día. Roza esa media galáctica de un gol por partido. 17 ha metido en 2018. Dos en Eibar, donde volvió con fulgor Modric y se rehabilitó parcialmente Bale. Isco siguió en paradero desconocido. Los de Mendilibar se han ganado a la par la permanencia y el respeto general. Y planteando un partido de altísima carga energética casi les dio para no perder ante el Madrid.
El Eibar, como ante el Barça, como ante el Atlético, como ante cualquier amenaza superior, pretendió salir de esta con una estampida inicial, un temporal de quince minutos que dejó al Madrid estupefacto. Quedó claro, en ese rato, que la Liga ha pasado a ser bisutería para el equipo de Zidane, que se siente sin una misión en el campeonato. Aquella acometida tuvo un punto valiente y romántico, un cierta reivindicación de igualdad insostenible en el tiempo. Los 50 primeros segundos de partido se vivieron en el área del Madrid, con Inui pilotando la furiosa ofensiva. Por él se jugó el partido a la hora del vermú y se sintió en la obligación de responder ante su país. Un centro suyo no lo alcanzó Kike de milagro. El rematador repetiría, en disparo cruzado que Keylor manoteó a córner. Hasta entonces no había rastro del Madrid y menos de Isco y Bale, arrumbados por la nueva ola de centrocampistas doctorados en París. Fue, en ese rato, ese Madrid en avanzado estado de descomposición que hace tiempo se tiró en marcha de la Liga.
Pero aquel Eibar, que pidió con razón un penalti por mano de Casemiro, tardó en volver y su apuesta de gran riesgo le dejó al descubierto. El Madrid salió de su campo, adelantó su presión y acabó encontrando el resquicio por el que colarse en el partido: se equivocó en la salida Arbilla, Modric mandó un pase larguísimo con el exterior a Cristiano y este lo tramitó con un control y un remate a la red. Un gol que cambió la agenda del partido, un jugador que ha cambiado la agenda del Madrid. Repoblando su centro del campo, el equipo blanco desmovilizó al Eibar y pudo rematarlo antes del descanso. El zurdazo/puntilla de Cristiano lo sacó Dmitrovic en parada descomunal.
Pero lo que no sacó de la elaboración lo obtuvo el Eibar de la estrategia. Empató en un córner Ramis, en cabezazo franco tolerado por un Madrid con la guardia baja. Un suceso aislado en un partido bajo el mando del Madrid, con Modric en la alta dirección y con Bale en clara mejoría. Dmitrovic le sacó otro medio gol a Cristiano. Zidane quiso alargar la inercia con los cambios pero esta vez no le salió. Benzema, para el que pide veneración obligatoria, no mejoró al Madrid. Lucas Vázquez, tampoco. Y corrió el turno. Volvió a la carga el Eibar, con dos opciones que dejó escapar. Tenía el empate, rozaba el triunfo y, de nuevo, en el 84’, se dio de bruces con Cristiano, goleador incansable para lo que importa y para lo que no.