El brillo práctico de Francia toma el Mundial
Ganó con siete disparos y cuatro ocasiones de gol
La eficacia. La estrella de Francia, en los dos sentidos de la palabra, pesó demasiado para una Croacia que asaltó la final fiel a su propuesta. El balance ofensivo de los de Deschamps se limitó a siete disparos y cuatro ocasiones de gol. Su pegada difirió con su desaliño defensivo en el primer tiempo, en contraste con su firmeza durante todo el Mundial. Fue la Francia más accesible que se recuerda. Superado Pavard, aturdidos Varane Lucas y Kanté, Croacia desparramó su talento, bien afilado por el sector izquierdo. Imperial Rakitic, su colaboración con Perisic desencajó a Francia por ese perfil (12 pases entre los dos).
El valor del pase. Croacia manejó el balón con alturas bien definidas y los laterales bien abiertos. Modric se alejó de Brozovic y funcionó en un tercer escalón por delante también de Rakitic. Sólo Umtiti solventó con rigor los continuos acercamientos croatas (100 ataques en total). El central salió vencedor en siete de sus nueve disputas. En un Mundial que ha relegado la importancia del juego de posesión, la final no fue menos. Los 277 pases más de Croacia no mediaron en el resultado. A Francia, con Lloris y Giroud como protagonistas de la combinación más repetida (13 pases del portero al delantero), una declaración de estilo, le sobró con dos lanzamientos puntuales de Griezmann. Golpeó, otra vez, desde la estrategia (seis goles a balón parado en el Mundial). Después sentenció al contraataque...
Mbappé, desatado. En ventaja, Francia disponía de todas las cartas a su favor. Deschamps no tardó en relevar a Kanté por Nzonzi para fortalecer la medular. El jugador del Chelsea estuvo desconocido (sólo un balón interceptado). Cualquier error de Croacia ofrecía a los
bleus una opción asequible de transición. Pogba resultó providencial en este aspecto del juego con 17 acciones de recuperación y como primer lanzador. La posición alta de los de Dalic, con los centrales situados muy cerca de la línea divisoria, se alineaba en este contexto. Mbappé martirizó a Vida y Strinic y Francia acertó pronto como lo hizo Deschamps en la construcción de un equipo sobrio y ganador. El milagro de Croacia se topó con una selección poco atractiva, pero cuya calidad física, sentido colectivo y talento individual les ha eternizado en este Mundial. Francia brilló a su manera.