Llull desata el vendaval con siete puntos seguidos
Ayón atrapó 17 rebotes y Gielo se rompió el rotuliano
Lo que era un buen partido, aunque ya resuelto, se cerró con un sollozo, con los jugadores de ambos equipos y los aficionados tocados por la lesión de Tomasz Gielo. El polaco cayó sobre Campazzo con las piernas abiertas y se le fue la rodilla derecha. Fuertes gritos de dolor y retirada en camilla con la grada en pie aplaudiéndole. Rotura del tendón rotuliano. Muy mala suerte.
Faltaban cuatro minutos y el Madrid ya había amarrado el triunfo. El trabajo previo le permitió pasearse en el último cuarto, aunque en el minuto 28 apenas mandase por tres: 58-55 y... tiempo muerto. En la continuación, Llull hiló dos triples y un tiro libre de una técnica a Vidorreta. El parcial, ya entrado el acto final y con Reyes muy activo (de pívot-pívot entonces), se disparó hasta un 16-2. Poco después, el boquete era de 19 (78-59). Campazzo había acelerado el ritmo y los fichajes coincidían en cancha para ayudar a decidir la primera victoria liguera. Prepelic no anotó esta vez tras su exhibición en la Supercopa y Deck firmó un par de acciones ofensivas muy vistosas. Tiene talento y se mueve con furia.
El Madrid había alzado el telón de la temporada como lo bajó el curso pasado, con un trofeo sobre el parqué, en realidad, dos, el de la Liga y el de la Supercopa. Se los ofreció a su hinchada y los acompañó del MVP de Rudy y del de Llull en el regreso al Palacio tres meses y medio después. El cartel del estreno era inmejorable: un cara a cara entre los dos mejores del verano, entre los únicos invictos de la pretemporada. Y el duelo no defraudó. El Real arrancó muy serio atrás, con Tavares y Taylor haciendo su trabajo, y amagó con abrir brecha en un par de ocasiones (16-6 y 36-25). El Iberostar, sin embargo, se levantaba de un salto tras cada meneo: agitado y, a la vez, listo para la réplica.
Randolph había encadenado 11 puntos en menos de ocho minutos y Ayón se marchaba al descanso con 12 rebotes (17 al final, ocho ofensivos, varios de ellos tras agarrar sus propios rechaces: 4 de 13 en el tiro). Enfrente, Sebas Saiz, Brussino, Bassas y Staiger se sucedían para liderar arrebatos que mantenían muy vivo al equipo tinerfeño. En la pelea hasta que Llull desató el vendaval. Lo hizo en el minuto 28. Los blancos afinaron puntería en la segunda parte (6 de 12 de tres en ese tramo) y acentuaron su dominio en el rebote (41 a 28). Repartieron además 20 asistencias y solo extraviaron 8 balones. Números de altos vuelos para darle a Laso su victoria número 300 en la Liga como entrenador.