Vinicius ya está aquí
Dejó el mensaje de que está listo: asistencia, tiro al palo y repertorio de lujos Odriozola dio dos goles y anotó Cristo debutó marcando Bien el Melilla
La obligación le pudo a la ilusión y, escoltado por suplentes, salió bien librado Solari en este cameo para el que el club le ha llamado, que puede pasar a corto y quizá acabe en largometraje. Así son las películas en el fútbol. En cualquier caso, el Madrid no fue la orquesta del Titanic y superó las condolencias con eficacia ante el Melilla, que lo tiene imposible. Desde que la Copa se sirve a doble partido el índice de mortalidad de los grandes ha caído notablemente. Debutó como titular Vinicius, que dejó en el libro de contabilidad una asistencia, un remate al larguero y una puesta en escena por encima del resto. Le queda la vuelta para echar la puerta abajo, pero será difícil negársele al Bernabéu en plena crisis de fe con Bale. Y debutó con gol Cristo, un canterano, uno de esos brindis que ofrece la Copa.
Jugó Ramos, porque faltan centrales y para demostrar que no rehuye el frente. Y jugó Benzema porque, caído Mariano, no queda otra cosa. La presencia de ambos en un partido menos adulto que los de Liga o Champions revela las estrecheces de la plantilla en esas posiciones. Con ellos, con quienes acompañarán casi masivamente a Solari en el banquillo en las próximas semanas y con Vinicius despachó al Madrid al Melilla, que puso interés y sumó kilómetros de entusiasmo. Su conciencia quedó tranquila y su suerte, echada.
La apelación a la hombría extrema de Solari no apareció ni fue necesaria. Para ganar no necesitó el Madrid ser novio de la muerte. Le bastó con esperar el agotamiento del Melilla y llevar el partido a su terreno, que no es la testosterona. Pero el relevo de abatimiento y pasotismo por juventud y patriotismo sólo resolvió a medias el problema central: no hay especialistas de gol. Conforme avanzó el partido el Madrid puso al Melilla frente al paredón y ahí volvió a traspapelarse. Especialmente Lucas Vázquez, hiperactivo, reivindicativo incluso sobre su papel menguante, pero que se dejó ir demasiadas ocasiones.
Mejor le fue a Vinicius, que no es sólo un futbolista de claqué, un jugador lírico en tiempos en que se cachea a los regateadores. Entendió, como ya ha ocurrido tantas veces en el Madrid, que las grandes crisis abren grandes oportunidades