AS (Las Palmas)

Hernández, Ontiveros, Carlos (2), Pedro y Valle anotaron los seis goles

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Deportivo y Málaga arrancaron su pelea por regresar a Primera con un espectacul­ar duelo pleno de goles, alternativ­as y pasión. Por dos veces se adelantaro­n los de Víctor, dos veces empataron los de Martí hasta conseguir consumar la remontada y apuntillar después. Todo en un partido intenso, táctico por momentos, desenfrena­do en otros. Con un Ontiveros nivel Selección que no fue suficiente para frenar la fe de un Deportivo que llegó al playoff con el gancho y que ha explotado a lomos de un Riazor entregado. Gran resultado, sin duda, pero nada definitivo. Primero, porque La Rosaleda es un fortín. Segundo, porque la historia de

estas apasionant­es promocione­s de ascenso, así lo indican.

Y eso que el partido comenzó tranquilo. El balón para el Málaga, que poco a poco, pase a pase, fue denominand­o el ritmo y del juego ante un Depor acelerado.

Y el premio llegó a los 18 minutos, cuando Luis Hernández remató un centro de Ontiveros. Todo lo hecho lo estropeó Ricca poco después con ingenuo penalti sobre David Simón que Carlos no perdonó. Dieciocho minutos de pausa, dos de frenesí y partido lanzado. Para que el cóctel fuera completo, llegó la hora de la calidad, la hora de Ontiveros. Enorme derechazo desde la banda izquierda a la escuadra contraria. Una perfecta folha seca que silenció a un Riazor que, en otro contexto, hasta aplaudiría. Genial, diferencia­l, y justo cuando los gallegos jugaban mejor.

El segundo tiempo arrancó condiciona­do por el marcador. Con un Depor más incisivo con Borja Valle por la banda y Fede por el medio ante un Málaga apostando por esperar, aguantar y rematar la faena a la contra. Y de nuevo el fútbol premió al valiente. Centro desde la derecha de Cartabia que remata de primeras y con potencia Pedro. Tablas de nuevo, pasión total con dos equipos volcados. Poste en una espectacul­ar falta de… Ontiveros. Y casi al siguiente ataque, enorme picada de Cartabia para que Carlos cabecease sobre la línea de gol la remontada. La partida siguió en los banquillos, con Víctor buscando la reacción dando entrada a Pacheco y Morán y Martí protegiend­o la amarilla que pesaba sobre Pedro. Y como era una noche en la que no podía faltar de nada, también llegó el error. Fue de Munir, el hombre que se quedó para no irse con Marruecos y cuya mano blando redondeó la caída. 4-2 en el marcador, ‘lume’ en Riazor ante un Málaga en cenizas en el segundo tiempo.

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