Simeone tiene un plan: recuperar la eficacia del Atlético a balón parado
Trabajó ayer con intensidad su defensa y ataque
Fue a los pocos días de llegar Simeone al banquillo del Atlético cuando el Mono Burgos acopió en la librería Esteban Sanz, a 230 metros de la Puerta del Sol, lo que después se convertiría en un arma letal del Cholo. Libros y libros de estrategia y jugadas a balón parado para leer y sumar a los conocimientos que ese cuerpo técnico ya tenía. En cuanto lo llevó a la plantilla, para el Atlético los córners se convirtieron, casi, como en lanzar un penalti. Gol. En los siete primeros partidos de la 2013-14 seis goles llegaron así, a balón parado. Una temporada en la que los rojiblancos se proclamaron campeones de Liga gracias a un gol de cabeza de Godín... tras un saque de esquina lanzado por Gabi.
Pero con el paso de las temporadas que siguieron el Atlético fue perdiendo esa efectividad, tanto a favor como en contra, una fragilidad, la última, puesta de manifiesto de manera alarmante las dos últimas temporadas. En octubre de 2017 siete goles llevaba Oblak en contra y los siete encajados de la misma manera, de centros laterales. Algo
que el año pasado no mejoró: un centro lateral para un rival del Atleti era, casi, como lanzar un penalti. Gol. Simeone se ha puesto manos a la obra. Se vio en la sesión de ayer. Simeone parece tener claro su once ante la Juve. Ayer, sin saber aún que Costa podía jugar la ICC, volvió a trabajarlo. Giménez, en la defensa; Llorente, en el centro; y Joao Félix-Morata, arriba.
La voz del técnico argentino llenaba el aire del Cerro del Espino desde las 10:00 de la mañana, entre decenas de golpes de balón. “Que la pelota corra”, “al primer toque”, decía primero. Después, durante casi 40 minutos, sólo se escucharía una orden. “Defendé, defendé”. Se dirigía a diez de sus hombres, esos que se abigarraban en el área pequeña, sin un hueco, mientras el propio Simeone lanzaba córners. La explicación del ejercicio era sencilla: despejarlos todos, evitar el gol. Tanto los balones aéreos y los saques de esquina que salían de la bota del Cholo como los rechaces que el Mono Burgos, su segundo, y Nelson Vivas, su tercero, enviaban de vuelta, de frente y los laterales.
En el primer grupo (el que apunta a once ante la Juve, ver gráfico) destacó Savic por su contundencia de cabeza. En el segundo, con futbolistas como Herrera, Hermoso y Costa, lo hizo el último, el de Lagarto, cuando en lo que consistía el ejercicio era en marcar a balón parado (“gol, gol...”). Volea imparable con la derecha y un grito: “Vamos carajo”. Ese que tantas veces se escuchó antaño, en el año de la Liga...
Y TAMBIÉN UN ONCE MAÑANA