La carta de Scariolo a Sacchetti, “su grandísimo rival”
‘Meo’ es una institución en Italia
Ahora que de inmigración corren ríos de tinta en Italia, aquí la historia de Romeo Sacchetti (20-8-1953). Personaje respetadísimo y de vasta trayectoria como jugador y entrenador, suele contar que lo más normal es que él nunca hubiese estado aquí. Meo fue el menor de cuatro hermanos. Francesco, Gilda y Virginia fueron los mayores. Antes que él, sin embargo, hubo otro Romeo que enfermó y falleció. “Me hace reflexionar”, cuenta Sachetti, que nació en el campo de refugiados de Altamura. Su familia había emigrado a mitad del siglo XIX a Rumanía, donde encontró el trabajo que no había en Italia. Allí permaneció hasta que, acabada la II Guerra Mundial, decidieron regresar a Italia. A su padre no le conoció. “Mi madre me insultaba en rumano”, recuerda.
Sacchetti se convirtió en una institución del baloncesto italiano al formar parte del equipo
que conquistó la plata olímpica en los Juegos de Moscú y el oro en el Europeo de Nantes. En 1986 estuvo en el Mundobasket de España. Italia jugó la primera fase en Málaga. Y en la grada de Ciudad Jardín, hecho un chaval, estaba un tal Sergio Scariolo, que, mitad trabajo, mitad diversión, pasó un tiempo inolvidable. Entre días de trabajo y noches de ocio, Scariolo acabaría enamorado de aquella ciudad llamada Málaga...
Pero hubo más coincidencias. Sacchetti estiraba su carrera en el Varese. En la final de la Lega de 1990, su equipo jugó contra el Scavoloni de Pesaro, al que ya dirigía Scariolo. En el segundo partido, el actual seleccionador transalpino se rompió el tendón de Aquiles lo que a sus 37 años ponía en riesgo su carrera. Scariolo sintió la necesidad entonces de escribirle una carta a quien consideraba “un grandísimo rival”. Sachetti confesó hace un tiempo que aún la conserva.