El equipo ha fallado en operaciones en pista, fiabilidad y estrategia
Parece que en Maranello impera la paciencia esta temporada. La dirección confía en Binotto, que a su vez confía en sus hombres. Todos los cargos llevan poco tiempo empezando por el dirigente suizo o sus superiores de Fiat y Ferrari, Elkan y Camilleri, así que esperan que con tiempo y aprendiendo de los errores se pueda dar el siguiente paso para volver a luchar por los títulos hasta las últimas carreras. En 2019 los análisis coinciden: había coche para más, pero no siempre supieron extraer todo de él. Pero Ferrari tiene puntos fuertes: la alineación de pilotos más completa de la parrilla, con Vettel y Leclerc, una velocidad punta endiablada y un coche que a una vuelta se ha mostrado como el mejor. Cimientos sobre los que construir el monoplaza de 2020, que comenzó a gestarse en la fábrica durante el verano y llegará al parón de invierno muy adelantado.
Binotto, director de la escudería, subraya los aspectos a mejorar comparándose con Mercedes: “Nunca he visto un nivel de competición tan alto en los últimos
20 años. Ganarles es muy difícil y no son sólo prestaciones. Es fiabilidad, mentalidad, estrategia, ‘pit stop’, neumáticos… sabemos cuál es nuestra tarea. Hemos mejorado durante la temporada pero no estamos donde deberíamos. El objetivo es el coche nuevo, su diseño y fiabilidad, y tenemos el invierno para trabajar tan duro y bien como podamos”.
En Ferrari han fallado muchas cosas. En las primeras carreras erraron con el set-up,
los reglajes, y cuando afinaron era tarde. Muchas de esas décimas de mejora las encontraron en un mejor conocimiento de sus propias prestaciones y el otro gran paso adelante llegó con las evoluciones implementadas en Singapur,
pero el resto ya estaba ahí en el monoplaza que falló estrepitosamente en Australia. También han fallado las operaciones en pista y la fiabilidad: ni una vuelta en la Q3 de Alemania, la avería de Leclerc cuando debía ganar en Bahréin, rotura de Vettel en Rusia. Los pilotos: la terrible salida de Suzuka, los accidentes de Leclerc en Alemania o Bakú y los muy numerosos errores de Vettel en Bahréin, Canadá o Gran Bretaña. También la estrategia, algo que se puso de manifiesto en México.
Y a ojos del paddock, la gestión del ego de sus dos estrellas no ha sido óptima. Se generó un estatus prioritario para Vettel desde el inicio que no fue saludable para ninguno. El monegasco ha superado al alemán y ambos rinden al mismo nivel. En 2020, su asalto al Mundial se construye a partir de Seb y Charles en igualdad para que gane el mejor.