“Este año es un sueño y encima con un podio”
Así vivió Carlos Sainz el ‘cajón’ más largo que se recuerda en la competición. De la tensa espera a la celebración sin fin del español de McLaren en el circuito de Interlagos
Terminaba el briefing posterior a la carrera y Carlos Sainz ya no sabía dónde meterse. Al principio, con la adrenalina de la defensa sobre el Alfa Romeo de Kimi Raikkonen y el cuarto puesto, que ya era premio, el madrileño restaba importancia a la investigación abierta a
Lewis Hamilton por su toque con Alexander Albon. Pero con el paso de los minutos, la posibilidad se intensificaba y la tensión era lógica. Se hizo eterno porque lo fue, y mientras tanto Carlos charlaba con miembros del equipo o representantes de
Estrella Galicia, hacía tiempo sin quitarse el mono y aguantaba como podía, con cara de circunstancias. “Nada aún”, la frase más repetida.
Porque una vez que se supo que Hamilton estaba sancionado con cinco segundos, oficialmente, nadie quiso lanzar las campanas al vuelo: Sainz estaba siendo investigado junto a otros cinco pilotos por abrir el
DRS en bandera amarilla. Y estas acciones de los comisarios son las que más tiempo llevan antes de confeccionar la clasificación definitiva de un gran premio. Paul James, team manager de McLaren, fue hasta dos veces a Dirección de Carrera para saber la decisión.
La primera volvió de vacío, aún no había novedades. La segunda, poco antes de las seis de la tarde en Sao Paulo, regresó con un trofeo guardado en una funda. “Si lo tenía yo antes”, confesaba a AS una de las personas más cercanas a Hamilton. “Lo he tenido que devolver”, explicaba. James se lo entregó directamente al español en medio del paddock. Le seguía un mar de cámaras y una enorme pizarra que enmarcaba el tercer puesto de Sainz y el cuarto de McLaren, asegurado matemáticamente.
Se inició entonces la caravana festiva: la mayoría de miembros del equipo allí presentes más un importante grupo de prensa acompañaron al piloto de 25 años al podio, que no había sido desmontado aún porque la Fórmula 1 contemplaba este escenario. La celebración duró casi una hora entre fotografías, champán y demás, y continuó en el pit lane con la clásica foto del ganador, aunque el garaje de McLaren ya estaba más bien desmontado. De hecho, la prensa cruzó por el box con los monoplazas a la vista, descubriendo sus intimidades, lo que en cualquier otra ocasión se oculta celosamente se pasó por alto, qué importaba en ese momento.
A Sainz se le escapó alguna lágrima cuando habló con su padre. Lo celebró con todos, no se dejó a nadie. Mención especial para Rupert, su preparador físico; Tom Stallard,
el ingeniero de carrera; Charlotte, su jefa de prensa, y Carlos Oñoro, su mánager. Faltaba Sainz padre, el otro miembro del clan Sainz en las carreras, en un día feliz, pero también lamentando no estar presente en el GP de Brasil.
Tampoco viajó Zak Brown,
aunque ya ejerció de maestro de ceremonias Andreas Seidl coreando “¡Súper Carlos!” en el podio más largo que se recuerda. Cantaron los mecánicos el ‘Smooth Operator’ a viva voz, la sintonía del mejor del resto en 2019. “Subir con mi gente al podio compensa no haber estado en el anterior. No puedo dar las gracias más veces a mi equipo, este año ha sido un sueño hecho realidad y encima tenemos el podio”, dijo Carlos. Y luego todo terminó casi de golpe, porque Sainz tenía que coger un avión a las 23 horas en el aeropuerto de Guarulhos camino de Londres. Hay que ir a la fábrica de Woking y seguir trabajando, el segundo podio no se conseguirá solo.