El amor de Zidane será definitivo

El que la sigue, la consigue (Qui la dura, la vince). Es un argumento que el hijo más ilustre de Agrigento, Luigi Pirandello (de una familia de garibaldinos fuertemente antiborbónicos), transformó en una buena pieza teatral. Zidane es un enamorado de la vida, de su Marsella natal, de su Madrid adoptivo... y de Mbappé. Lo dice a los cuatro vientos, sin miedo, convencido de que esa declaración pública permitirá a Kylian sentirse fuerte para echar un pulso al PSG. El chico tiene la llave: no renovar su contrato, que finaliza en 2022. Al club francés no le vas a quitar un futbolista por dinero. Ellos representan a un Estado como Catar, que podría comprarse a la plantilla del Madrid en un ataque de orgullo si lo considerase necesario...

Por eso es bueno apelar a lo sanguíneo, lo emocional, lo epidérmico. Si Mbappé aguanta las presiones que va a recibir estos próximos meses y convence al jeque este verano de que necesita salir para desarrollarse personal y profesionalmente, quizás Al Khelaifi acceda a sentarse con Florentino (con el que le une una relación estupenda) y fijar las condiciones del acuerdo. La cifra será alta, es obvio. Pero no hablamos de una puja, dado que ahí siempre tendría las de perder el Madrid. La clave pasará, como siempre en el fútbol actual, por el jugador. Si Mbappé quiere corresponder a Zidane, que se moje públicamente...