Robert: “No sé por qué Luis no me quiere con él”
“Si yo no hubiera seguido, ahora él no sería seleccionador”
Robert Moreno ofreció ayer su versión de los tormentosos hechos que acabaron con su salida de la Selección. Lo hizo en una comparecencia sui generis, ya que advirtió antes de la misma que no aceptaría preguntas de los medios. Robert apareció con una sonrisa en el sótano de un hotel de L’Eixample de Barcelona y despachó a los medios con un frío comunicado de prensa. El entrenador argumentó su decisión de no conceder preguntas (“entraría en reproches y dije que no los haría”), pero sí que los hubo: “Os quiero aportar la información necesaria después de que se me atacase de forma personal y de manera injusta. En este puzzle faltan mis piezas”.
“Desde los 14 años soy entrenador. He dirigido desde niños de cuatro años a la Selección. Estoy muy orgulloso del trabajo que estoy haciendo. Hace nueve años empecé mi trayectoria profesional con Luis Enrique. Fui a Roma con él. Fuimos fieles cuando se fue de la Roma y, como él, renunciamos a nuestro segundo año de contrato porque se iba. Fuimos a Vigo, con éxito. Entonces llegó lo que todo el mundo quiere, un grande, el Barça. Fueron cuatro años maravillosos. Luis dijo entonces que se iba y que no podría garantizar que seguiría entrenando. Aun así, fuimos a su casa y dijimos que estábamos dispuestos a dejar de entrenar un año si él no seguía. Nos fuimos con Unzué un año a Vigo. Luego apareció la oportunidad de entrenar a la Selección.
“El 19 de junio pasado, tras la renuncia irrevocable de Luis Enrique, Rubiales nos dijo a mí y a mi staff que yo sería el seleccionador. No di el OK hasta que tuve el OK de Luis Enrique a través de Joaquín. Le pedí permiso a través de Joaquín. A mí me tocó dar el paso al frente y lo hice. Y no se le escapa a nadie que si yo no hubiese seguido, él no sería ahora el seleccionador. En un primer encuentro con Luis Enrique, me dijo que había hecho lo que tenía que hacer y que se sentía orgulloso de mí. Luego le pedí yo una reunión para darle un abrazo y transmitirle mi apoyo. Me pareció oportuno comentarle que iba a dar un paso a un lado si él decidía volver. Y me dijo que le parecía perfecto pero que él ya no contaba conmigo. Me quedé en estado de shock. Se lo hice saber al staff. Me pregunté qué había hecho mal para saber qué había hecho para no contar con él”.
“De ahí pasamos a la primera vez que yo supe que Luis Enrique quería volver a la Selección. Y no lo supe, lo intuí en Cádiz por vuestras preguntas. Cuando yo intuyo que quiere volver a la Selección, demuestro de nuevo que soy fiel y le envío un mensaje a Rubiales. Sabiendo que mi presencia no era agradable para Luis en su vuelta, le mandé un mensaje para sentarme con ellos. A día de hoy, no sé por qué Luis Enrique no quiere que esté con él. Creo que me etiquetó con dos cosas que son feas y no tengo. Creo que pasarán los años y seguiré sin saberlo. Soy el primero que se alegra de que Luis Enrique tenga ganas de volver a entrenar y le deseo lo mejor a la Selección en la Eurocopa. Y dicho esto, os traslado que continúo con la carrera del primer entrenador y quiero dirigir a un equipo. Tengo muchas ganas. Mi pasión es ser entrenador. Alguien que empezó muy abajo. Poco más os puedo decir”.
Robert dio carpetazo y se marchó sin aceptar preguntas.
El espectáculo que vienen dando los seleccionadores de un tiempo a esta parte es impresentable. Si la salida de Lopetegui fue verbenera, lo que está pasando ahora es simplemente inadmisible. Tenemos una
Selección que ha terminado primera de grupo y que mañana será cabeza de serie en el sorteo de la Eurocopa. Fue después de una victoria por 5-0 a Rumanía, precedida de un 7-0 a Malta. En cualquier otro país esto se habría celebrado mínimo con un brindis. Pero aquí ese 12-0 acumulado acabó como el Rosario de la Aurora. Y cuando todos pensábamos que sería imposible hacerlo peor, llegó lo siguiente: la rentrée de Luis Enrique, quien en vez de aprovechar el muletazo que le había dado
Robert en forma de comunicado más o menos elegante, optó por echar sapos y culebras por la boca. Y sin ni tan siquiera ser preguntado.
Luis Rubiales se ha encontrado el cisma. Sinceramente, Luis Enrique no le hizo ningún favor al abrir la caja de los truenos. Al asturiano le debería haber bastado, y consolado de cualquier deslealtad, con que el presidente de la Federación
diera más valor a la palabra que le dio a él que al contrato que le firmó a Robert. Al final, Rubiales rompió un contrato para cumplir una promesa. Eso debería haberle alcanzado al Playu para echar pelillos a la mar. Con haber dicho eso que dice cuando no llama a Parejo, “no hablo de los que no están”, habría cerrado una herida que ahora vuelve a supurar. Pero lo peor no es esta bronca de patio de Yeserías. Lo peor es que yo ya he vivido esto y sé que acaba mal. La deriva siempre ha terminado, previa satanización de la Prensa, con guerracivilismo..., y eliminados como mucho en cuartos. Cuando mejor le ha ido a España ha sido con Luis y con Del Bosque. ¿Es imaginable a don Vicente en este bochorno de ahora? Con paz, España ganó dos Eurocopas y un Mundial.
Con bronca, seleccionadores RH positivo, capitanes que mean colonia, divos de vestuario, celos y traiciones, jamás nos comimos una rosca. ¡Que resucite Luis o vuelva Del Bosque!
Explicación “Demostré de nuevo que soy fiel mandando un mensaje a Rubiales”