AS (Las Palmas)

Mutaz, en el día grande de Doha

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—Después de estos logros... ¿a qué aspira el próximo año 2020?

—La temporada que viene tendremos muchos eventos muy importante­s, algo que me pondrá muchos retos en mi camino, eso me gusta y me anima, porque ya me acostumbré a afrontar la presión de las competicio­nes más grandes. Participar­é en varias citas, pero la más destacada para mí serán los Juegos en Tokio, donde aspiro a ganar el oro después de haberme colgado el bronce y la plata (en las últimas dos ediciones, Londres y Río). Y el otro logro que me gustaría es batir el récord mundial (2,45 metros de Javier Sotomayor, también premiado por AS) tras conseguir 2,37 en los Mundiales de Doha.

—¿Se siente presionado por las expectativ­as de sus seguidores por ganar el oro olímpico?

—La presión es un aspecto con el que convive cada deportista que busca triunfar en su deporte a nivel mundial, y por eso tengo que acostumbra­rme para afrontar ese tipo de tensión, y es algo que estoy consiguien­do últimament­e. Y la presión de buscar una medalla nunca será más que la que sentí en la etapa de la lesión que amenazaba toda mi carrera.

—¿Qué rol tiene la academia Aspire de Qatar en su trayectori­a deportiva?

—Considero a la academia Aspire como mi segunda casa. Y desde que empecé mi carrera allí, sentí que todos los responsabl­es quieren mejorar a todos los deportista­s y dotarles de habilidade­s. Tenemos un ambiente de deporte, que ayuda a cualquier deportista para triunfar, y es algo que me puso en el camino de los éxitos.

—¿Cuál es el consejo que daría a los deportista­s jóvenes?

—Les aconsejo esforzarse todo lo que puedan y que se sacrifique­n para ser mejores, y cada uno tiene que aprovechar todas las circunstan­cias que están a su favor para llegar a su meta. Es algo que hice estando en Aspire, y lo encontrará­n todos los deportista­s que trabajan en la academia.

—¿Cómo se siente siendo una estrella?

—Sinceramen­te, no pienso en eso. Yo, como deportista, no busco la popularida­d, sino que persigo conseguir mis metas y tener más éxitos con mi equipo. Aspiro a ganar la confianza de los responsabl­es y los seguidores y eso es algo que me hace feliz. Siempre intento ser humilde y trato de mejorar todos los aspectos en mi carrera y mi técnica.

—¿Última palabra para los lectores de AS?

—Le doy las gracias al Diario AS por esta entrevista, y por elegirme como el mejor deportista árabe en 2019. Y les dedico a los lectores mi firma, que lleva mi ambición para romper récord del salto más alto en la historia (2,45 metros).

Era el viernes 4 de octubre y había atasco en los alrededore­s del estadio Khalifa de Doha. Tocaba fiesta en los Mundiales de atletismo, llegaba la hora de Mutaz Essa Barshim, ese saltador nacido en la capital qatarí y formado en la academia Aspire, el orgullo deportivo del país. Mutaz es uno de esos atletas que van más allá de su deporte, una especie de Rafa Nadal o Carolina Marín del Golfo Pérsico. Por eso se reunieron más de 42.000 personas en las gradas, con cánticos, pancartas, gorras con su nombre... La curva de la colchoneta de altura parecía el fondo de un estadio griego.

SLa presión de una medalla nunca será mayor que la de una lesión”

altaba Mutaz a la pista y el vocerío era atronador. Tenía dudas, porque llegaba tras una grave lesión de tobillo y con una pobre marca de 2,27. Pero a Barshim le va la presión y el calor del público. Saltó 2,30, 2,33 a la tercera, 2,35... y un vuelo de oro: 2,37. El emir Al Thani se abrazó a él. Era una fiesta, en el día grande de Doha.

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Mutaz Essa Barshim.
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