Fútbol y sólo fútbol, con Vinicius siendo el héroe en mi sueño
Lo confieso. Me ha dado mucha pereza todo el ruido exterior que ha generado este Clásico. Me gusta tanto el fútbol y me parece tan apasionante un Barça-Madrid o Madrid-Barça (¡qué más da!) que en mi ingenua mentalidad infantil sólo hay sitio para imaginar los vuelos sin motor de Courtois (incluidos los que haga en ataque si el guión lo exige), los cortes imperiales de Sergio Ramos y Varane, las subidas impetuosas por la banda derecha de Carvajal, las segadas limpias de Mendy para anular a Messi, el poderío de
Casemiro para echar el cierre a la medular, las conducciones vertiginosas de Fede Valverde en su imparable versión charrúa del box to box, los pases arquitectónicos de Kroos, la maravillosa visión de juego de
Luka Modric, las galopadas de
Bale, las fintas y goles de diseño de Benzema...
Y eso que, amigo Santi, no he querido amargarte la previa del Clásico contándote mi sueño más excitante. Me imagino que con 2-2 sale Vinicius
en los últimos quince minutos al pasto del Camp Nou. A falta de un minuto recupera Case,
se la pasa a mi Vinicius, este desborda a Busquets, deja sentado a Piqué, tira un caño a Lenglet y la pone en la escuadra de Ter Stegen. Ya sé que decía Calderón de la Barca que “los sueños, sueños son”. Pero también en 2007 vi como un golazo de Baptista,
en la víspera de Nochebuena,
nos daba el Clásico del Camp Nou (0-1) y lograba que el Madrid de Schuster acabase esa Liga con el famoso pasillo que nos hicieron los azulgrana en el Bernabéu. Allí estaban Xavi, el gran Puyol, Víctor Valdés, Henry, Messi y compañía. Y te aseguro, amigo Santi, que eso no fue un sueño. La vida misma.