Redención en Butarque
Willian José quiere silenciar su intento de salida con goles ● Guerrero podría volver a Leganés tras su adiós
El Leganés vivió el fin del mercado con ojos de camaleón. Uno se esmeraba frenético en la búsqueda de refuerzos mientras el otro se clavó vigilante hacia la polvareda levantada en Donosti. El caso Willian José hizo temer un clausulazo para llevarse a Braithwaite. Habría sido cornada mortal tras el adiós de En Nesyri. Pero el viernes sonaron las campanadas de medianoche y el mercado se cerró.
Al compás de tres mariachis (unos aficionados los contrataron para protestar contra la política de fichajes), los directivos abandonaron Butarque con alivio intenso… pero breve. Hoy el miedo cambia destino. De los despachos al césped. Y su cara es la misma.
Willian José llega a la Avenida de los Once Leones con ánimos de redención y tras excusarse ante la parroquia txuri-urdin. Su perdón huele a pólvora. No hay mejor silenciador de angustias que el rugido de los goles. Imanol, que es tipo listo, lo indultará para azuzarle rumbo a la meta de Soriano. Porque el Lega juega sin su portero titular. Los dos partidos a Pichu son el último alambre de espino que el infortunio ha puesto a Aguirre en su camino. Pero al Vasco (que debutó de pepinero en Anoeta) le resbala. Él sólo avanza y sonríe. Ahora, con motivo.
Refuerzos El Leganés fichó a cuatro jugadores el último día de mercado
Tras siete salidas, el último día de mercado le regaló cuatro fichajes con los que vigorizar su famelizante plantilla. Amadou no llegó, aunque los otros tres podrían ser convocados: Assalé, Bryan Gil y Guerrero ya están listos. Éste último retorna tras un adiós telúrico en 2018. La reconciliación que ha facilitado su vuelta ahora debe trasladarse a parte de una afición que lo ha recibido de uñas. “Si pitan a Guerre, nos pitan a todos”, lo defendió ayer Rubén Pérez, uno de los capitanes. Pero el de Borox sabe defenderse sin coberturas. Y sólo hay un camino. El rugido de los goles es el mejor silenciador de angustias.