AS (Las Palmas)

Paulo Futre “Rechacé ir al Madrid en un baño de Marsella”

- MIGUEL ÁNGEL VASCO

El legendario futbolista del repasa con grandes episodios de su trayectori­a deportiva: desde su fichaje por el club rojiblanco y sus dos regresos al hasta su ‘no’ a cómo compaginó trabajar en un taller y jugar en el

Mendoza,

Hablar de Paulo Futre (28-21966, Montijo, Portugal) es referirse a uno de los ídolos de la afición del Atlético de Madrid y un pedazo destacado de la historia del club. Pero sus 16 años como profesiona­l dan para muchas anécdotas. Estas son algunas de las que ha desvelado en AS.

—¿Considera que es de los mejores jugadores de la historia del Atlético?

—Yo creo que sí. Es verdad que el Atleti no pudo ganar la Liga conmigo en el equipo, primero porque nos topamos con el Madrid de la Quinta del Buitre, un equipo histórico, después llegó el Dream Team de Cruyff y como tercer factor, la falta de paciencia de Jesús Gil en sus primeros años; quería ganar la Liga en septiembre y si perdíamos dos partidos seguidos, en lugar de animarnos, era el caos, una crisis total. Pero me quedó la satisfacci­ón de la final de Copa del Rey que ganamos al Madrid en el Bernabéu, que fue como ser campeón de Europa con el Oporto.

—Cuéntenos cómo fue su regreso al Atlético como jugador en 1997. En la presentaci­ón de aquella plantilla los fichajes estrellas eran Juninho y Vieri, pero la afición le aclamó a usted en el Calderón.

—Fue una situación surreal. Yo me había retirado en diciembre de 1996 y empecé a trabajar como embajador del club. Iba también a ver los entrenamie­ntos del gran Radomir Antic, que en paz descanse. Un día, en un partidillo de los jueves, en el Calderón, yo estaba en el banquillo, vino el míster y me dijo por favor que me vistiese de corto porque le faltaba uno en el equipo de los reservas. Me quedé perplejo, no me entrenaba desde hacía meses y encima fumaba. Les dije a los compañeros que no me iba a mover, que no se les ocurriese decirme nada, y menos echarme una bronca. Pero no sé qué pasó que en 20 minutos hice uno o dos goles, di también un par de asistencia­s,

Atlético

AS

Calderón, Sporting, el Balón de Oro... la gente empezó a aplaudir… Ya en el vestuario, Antic me dijo que tenía que volver a jugar y yo le dije que si se había vuelto loco, que al día siguiente no me iba a poder mover por la rodilla. Yo había cumplido 31 años. Y cuando salí de la ducha, vino el delegado Carlos Peña con el móvil: era el presidente para decirme que tenía que volver a jugar. Así que empecé a entrenarme progresiva­mente, la rodilla derecha, que tantos problemas me había dado, respondía y en la pretempora­da me incorporé al primer equipo. Pero lo más gracioso es que yo seguía acompañand­o a Miguel Ángel (Gil) como embajador, estuve en las negociacio­nes de los fichajes de Juninho y Vieri, con los que curiosamen­te semanas después compartirí­a vestuario. Y lo de la presentaci­ón del equipo fue increíble, con toda la afición aclamándom­e; de los días más emocionant­es de mi vida.

—En 2000, volvió al Atlético como director deportivo en un momento complicadí­simo, con el equipo en puestos de descenso a Segunda B. ¿Cómo fue ese nuevo regreso?

—Recuerdo que el equipo perdió contra el Universida­d de Las Palmas, el presidente Jesús Gil dijo aquella frase de que no habría ni barco ni avión para que volviesen los jugadores, que tendrían que hacerlo nadando, y días después me llamó para pedirme que tenía volver para ayudarle, ya desde el despacho. Todos mis allegados me dijeron que estaba loco. El único que me dijo que aceptara fue mi padre, porque un amigo me había pedido ayuda. Sólo le puse dos condicione­s a Jesús Gil, que bajaría al vestuario cuando yo le dijese, que a los jugadores había que animarlos, no echarles broncas, y que no hablara con la prensa hasta que ascendiése­mos. Le costó, pero cumplió. Fue una gran aventura. Hay que recordar también que el club estaba intervenid­o y no había ni un euro para fichar salvo que vendiésemo­s. Gracias, por ejemplo, a las buenas relaciones que yo tenía con Berlusconi vinieron jugadores cedidos del Milan. Ahora, 20 años después, veo el club

Regreso en 1997 “Me había retirado, no me entrenaba, fumaba..., pero volví a jugar; fue surreal”

Director deportivo “Salvo mi padre, todos dijeron que si estaba loco al volver por segunda vez”

Balón de Oro “Quise preguntarl­e a Berlusconi qué hizo para que lo ganara Gullit y no yo”

Satisfacci­ón “La Copa ante el Madrid en el Bernabéu fue como ganar en Viena”

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Paulo Futre posa en una entrevista para AS en marzo de 2018.

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