Madrid, Inter y Bayern se unen contra la COVID-19
Han acordado jugar la Copa Solidaridad para recaudar fondos para España e Italia en la lucha contra el coronavirus
Solidaridad se escribe también con M. El Real Madrid, el Inter de Milán y el Bayern Múnich disputarán una especie de Champions solidaria en el año 2021, siempre y cuando pueda haber aficionados en las gradas, con la intención de recaudar fondos para la lucha contra el coronavirus. Así lo hicieron público los tres clubes ayer a través de sus diferentes redes sociales.
Según publicó la web blanca, este evento soldario “consistirá en la celebración de tres partidos de fútbol en 2021 en las ciudades de Madrid, Múnich y Milán”. Las fechas de los encuentros dependerán del calendario oficial y, en todo caso, se disputarán cuando estos puedan organizarse con la presencia de público en las gradas. Todos los equipos se enfrentarán entre sí: el Real Madrid-Inter se celebrará en el Bernabéu, el Inter-Bayern en San Siro y el Bayern-Real Madrid en el Allianz de Múnich. Los ingresos de estos encuentros se destinarán a mejorar los recursos sanitarios en Italia y en España.
En todos los partidos el club anfitrión invitará a una representación del personal sanitario que sigue combatiendo la pandemia. “Los tres clubes queremos mostrar a estos héroes nuestra solidaridad, nuestro respeto y nuestra gratitud”.
El Inter regresará al Bernabéu, donde se proclamó campeón de
Europa por tercera vez en su historia en 2010. También ha jugado otros amistosos, como en el año 1962, en el que interistas y madridistas jugaron un encuentro organizado por la Asociación de la Prensa y la Comisión Provivienda del Necesitado para recaudar fondos, o sus dos presencias (ambas saldadas con triunfos) en el Trofeo Bernabéu en las ediciones de 1993 y de 2001.
También con el Bayern Múnich, y pese al historial de enfrentamientos, existe buena armonía. El considerado Derbi de Europa ha tenido en los últimos tiempos encuentros amistosos, como por ejemplo en 2010 cuando el Madrid acudió a disputar la Copa Frank Beckenbaüer (ganaron los blancos en la tanda de penaltis) y los diferentes duelos en la International Champions Cup que se ha venido celebrando en diferentes lugares de Estados Unidos.
Invitados En todos los partidos habrá un grupo de personal sanitario
No creo que (Ramos) fuera a lesionar (a Salah), pero tampoco hizo nada por no lesionarle
Chiellini ha destapado de nuevo la caja de los truenos: que la lesión de Ramos a Salah en la final de 2018 no fue fortuita. Algo que tanto France Football y parte de la prensa extranjera ya dijeron en su momento. Realmente es algo imposible de saber. Ramos dice que tiene la “conciencia tranquila” (aunque a base de ser repetida por cualquier político imputado ha perdido cierto valor). He escuchado opiniones de todo tipo y me inclino por un término medio; como canta David Bowie en Ashes to Ashes: “Nunca hago cosas buenas/Nunca hago cosas malas/Nunca hago nada porque sí”. No creo que fuera a lesionarle, pero tampoco hizo nada por no lesionarle. Lo más curioso es que Chiellini —que no niega las indudables virtudes de Ramos— dice que fue “un golpe maestro” y justo esas mismas palabras fueron las que usó Koeman en 1988 cuando su compañero en el PSV, Hans Gillhaus, lesionó a Tigana. “Golpe magistral”, dijo entre otras apologías de la violencia en el campo. Esas palabras, mezcla de arrogancia e ingenuidad, hoy serían imposibles de escuchar. El PSV multó a Koeman por esas declaraciones con 600.000 pesetas, pero no castigó a Gillhaus por haber lesionado a un rival voluntariamente.
ormalmente, ese tipo de entradas se exculpan en rueda de Prensa aparentado supuesta nobleza como el famoso “entré sin mala intención” de Goikoetxea, o el cinismo del Cholo Simeone después de clavarle el taco a Julen Guerrero: “Yo soy el único que sabe si hay intención de lesionar a Julen”. Algunos reconocieron su mala intención como Luis Chavarría frente a Francescoli o el mononeuronal Roy Keane tras su brutal entrada a Haaland. El fútbol romántico tenía estas cosas.
ENl caso de Sergio Ramos es mucho más sutil porque se trata de una jugada ambigua que aún no tiene sentencia definitiva. Las palabras de Chiellini son inquietantes porque nos señalan la posibilidad del mal. Si es cierto lo que dice el central italiano de la Juventus —que algo sabe de fútbol—, el malo es Sergio Ramos. Si es mentira, el malo es él por vender su libro a costa de difamar a un compañero.