AS (Las Palmas)

Saber acostumbra­rse a este Barça

- JUAN JIMÉNEZ @juanjimeni­sta

Decepción. Memphis le arregló al Barça lo que iba para primera noche negra de la temporada. Su gol en San Mamés

alivió a un equipo que estuvo entregado a un gran Athletic

durante casi todo el partido. Si hace el 1-2 casi al final, se hubiese convertido en un héroe de verano, pero lo peor que se puede decir del Barça es que fue un equipo sin ningún tipo de autoridad y, más allá del holandés y de momentos interesant­es de De Jong, un grupo sin líderes, bastante perdido como colectivo. Piqué tuvo que abandonar en la primera parte; lo de Eric,

que jugó en unas circunstan­cias personales difíciles por el fallecimie­nto de su abuelo, fue un hundimient­o ante los Williams; y Griezmann, hasta que centró su posición, dio la sensación de pasar olímpicame­nte del partido.

Sin referente. Hay que acostumbra­rse a un Barça huérfano hasta que la herida de Messi cicatrice. Era evidente, y más en LaLiga, que el argentino gobernó con mano de hierro ganando hasta diez, que el equipo encontraba en el crack una brújula y un elemento clave de intimidaci­ón. Hay que reinventar­se y repensar los roles. Y obligar a que los futbolista­s asuman más tareas. Eso no ocurre en un día, es trabajo de entrenador y requiere de mucho compromiso. De ahí unos ratos de fútbol realmente sorprenden­tes, por flojos, en los que pareció transparen­te en el campo y huérfano de referentes.

Nueva vida. El Barça fue un descontrol en la primera parte. Marcelino, que conoce bien a Neto de Valencia, mandó a sus jugadores a la yugular del brasileño cada vez que tuviese el balón en una situación de compromiso. Los nervios de Neto pasaron pronto a Eric Garcia, asustado ante Williams e incapaz de contenerlo. Para colmo, se lesionó Piqué, sobre quien Koeman negó sus molestias pero que, por arte de magia, no duró ni media hora. Dest vivió en su planeta, y Pedri demostró otra vez que ir a los Juegos fue una muy mala idea, suya y de la Federación, y que a ver cómo lo recupera el Barça. Resultó increíble que el Athletic no se fuera por delante al descanso, ni que celebrase antes el 1-0 de Íñigo, que calcó el gol que le hizo a Oblak hace meses. Koeman centró la posición de Griezmann, De Jong cogió galones y Memphis empató y, al final, casi gana al partido. Hay que saber acostumbra­rse a la nueva vida del Barça. Viéndolo desde ese prisma, será mucho menos traumático. Ayer sobrevivió y, en estos días de vacas flacas y pérdida de hegemonía, puede decirse que hasta se marchó contento de la impresiona­nte Catedral.

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