AS (Las Palmas)

Orgullo, dinero y petróleo

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Si el PSG fuera un club de fútbol y no un club-Estado, el fichaje de Mbappé por el Real Madrid hace tiempo que se hubiera cerrado. Todas las circunstan­cias que se dan en el asunto (el jugador afronta su último año de contrato, lleva queriendo salir desde hace tiempo y ha llegado otra superestre­lla al equipo que le va a hacer sombra) harían que un club normal abriese la puerta al jugador y aceptase un buen traspaso para rentabiliz­ar la inevitable salida del crack. Ya que el próximo enero el futbolista puede firmar gratis con cualquier equipo, cualquier otro club, por poderoso que fuera, buscaría un traspaso para endulzar la pérdida y, de paso, equilibrar todas sus cuentas.

Pero en este caso las cuentas no importan porque la economía del equipo parisino depende sólo del petróleo de Qatar y ese grifo, con la complacenc­ia de la UEFA y su Fair Play Financiero ficticio, no tiene límites. La posibilida­d de que uno de los hombres más ricos del mundo, el Emir de Qatar, decida por orgullo que el jugador permanezca en el club para dar un ejemplo y demostrar que nadie está por encima de ellos es muy factible.

Por otra parte, mirando desde un punto de vista estrictame­nte deportivo, si asumes que Mbappé no va a renovar y ha decidido jugar los próximos años en el Madrid, no dejándole salir esta temporada evitas reforzar a un rival directo que además te iba a quitar parte del foco mediático que has conseguido con la llegada de Messi. Queda esperar una semana para ver si se ablandan y, si no es así, habrá que pensar en el año que viene y en el dilema Mbappé o Haaland.

En el mundo del fútbol, Kylian Mbappé se sitúa en estos momentos en el centro del escenario. Sobre todo con el mercado de fichajes vislumbran­do su semana final y el rechazo a la última oferta de renovación añadiendo picante al culebrón. El Madrid diseña su estrategia para la gran ofensiva del día 30, con una propuesta que convenza por fin al PSG. Pronto sabremos el color de la camiseta del de Bondy a partir del 1 de septiembre.

En pleno huracán, la revista Esquire ha publicado una extensa entrevista con Kylian, en la cual analiza toda su carrera desde un prisma calmado y personal, así como un sinfín de temas que van desde su relación con Neymar, la eterna comparació­n con Messi y Cristiano y la entrega del testigo por el trono planetario, la concepción que tiene de sí mismo o de la liga francesa y del fútbol. También es claro con que en su futuro lo quiere

“ganar todo”.

Mbappé, alma de entrenador. “Desde muy joven siempre estaba en los vestuarios, escuchando las charlas tácticas y los diferentes puntos de vista, porque el fútbol se compone de diferentes puntos de vista. Aprendí a tener esa tolerancia y creo que me ayudó, porque ser entrenador es ponerse en el lugar de otro. Creo que tengo el don de hacerlo. En el fútbol ayuda, porque si eres jugador generalmen­te piensas solo en ti mismo, en tu propia carrera. Pero yo puedo ver cuando algo está frustrando a un compañero. Y puedo tranquiliz­arlo”.

Ambiciones profesiona­les del futuro. (Sonríe inocenteme­nte) “Ganarlo todo”.

Su visión del fútbol. “Un equipo de fútbol no es un grupo de amigos. Igual que un panadero no se lleva bien con todos los panaderos. No tienes que cenar con tus compañeros todas las noches para ganar”.

Encuentro con Neymar tras ganar el Mundial. “No voy a pisar tu jardín. Seré candidato al Balón de Oro este año porque tú no lo serás, pero te prometo que no quiero ocupar tu lugar”.

El partido contra el Barça en el Camp Nou. “Fue el mejor partido de mi carrera, porque fue completo. Ayudé a mi equipo tanto en ataque como en defensa y acerté en la creación y la finalizaci­ón de mis jugadas, en el uno contra uno. Gané el 90% de mis duelos, si la estadístic­a es correcta. En todo el partido, no tuve un momento en el que me sintiera apagado”.

Orgullo.

“Pocos cambian de posición como yo. Antes había un número 9, o un número 7. He jugado en la delantera, en la izquierda y en la derecha. Con toda la humildad, no creo que todo el mundo sea capaz de cambiar de posición así cada temporada y mantener aún así un gran rendimient­o al más alto nivel. Eso no cayó del cielo”.

La Ligue 1. “Francia no es el mejor campeonato del mundo, pero siempre he sentido la responsabi­lidad, como jugador emblemátic­o, de ayudar a que esta liga crezca”.

Estreno con Francia. “Los grandes jugadores no quieren que les quites su sitio. Eso es lo que les hace grandes jugadores. Y sobre todo no quieren darte su lugar si llegas

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