Roglic se la juega
El esloveno regala el maillot rojo a Eiking, pero luego lanza un ataque que no prosperó por una caída
Primoz Roglic regaló el maillot rojo, pero no regaló La Vuelta. Al contrario, ayer se jugó el tipo por ella. El equipo del líder soltó cuerda a la escapada del día, que embutió a Odd Christian Eiking con la prenda, pero aprovechó el punto caliente de la etapa, el exigente puerto de Almáchar, para lanzar un sorprendente ataque a sus rivales por la general. Una caída en el descenso, cuando rodaba en solitario, impidió que Roglic pudiera sacar más rendimiento a su valiente iniciativa, pero sí se llevó un saco lleno de admiración. El jefe del Jumbo-Visma cruzó la meta junto a Enric Mas y Superman López, que siguen solventes en la lucha por la clasificación, y Jack Haig. A ellos no pudo distanciarles, pero al menos pegó otro mordisco de 37 segundos al dúo de un desalentado Ineos: Egan Bernal y Adam Yates. Un premio que pudo ser más gordo… Pero que también pudo rodar por los suelos.
Roglic regaló el maillot. De acuerdo. Ya lo había hecho al inicio de La Vuelta, a Rein Taaramäe en el Picón Blanco, y estuvo a punto de repetirlo el pasado sábado en el Balcón de Alicante, cuando Felix Grossschartner se quedó a ocho segundos de la túnica. El Jumbo no exhibe la misma fortaleza colectiva que en otras ocasiones y todavía queda mucha tela que cortar: Villuercas, los Lagos, el Gamoniteiru, la trampa de Mos… Demasiada tralla. Si hay que tener el equipo fresco, mejor entonces. Por eso el esloveno dejó hacer a la escapada de 31 ciclistas, demasiado amplia para no quemar a una escuadra en su persecución, y prefirió ceder el liderato, que ahora viste Eiking, noruego de 26 años, con 58 segundos sobre Guillaume Martin y 2:17 sobre Roglic. Ya veremos con el avance del calendario si ha acertado con la decisión, pero la desventaja parece fácilmente al alcance del esloveno.
Rampas del 17%. Almáchar, un puerto de 11 kilómetros al 5% de pendiente media con duras rampas del 17%, que se coronaba a 15 kilómetros de la meta, era el punto clave de la jornada. Una trampa camino del Rincón de la Victoria. Allí era donde los fugados debían buscar la victoria. Y donde los gallos tenían la oportunidad de volver a medirse. Había dos carreras en una. Incluso tres, porque los aventureros no sólo se jugaban el triunfo de etapa, también el maillot rojo, ese premio cedido por gentileza de Primoz Roglic.
La etapa se la llevó Michael Storer, esa perla australiana de 24 años que ya había demostrado sus dotes de escalador en el Balcón de Alicante. Segunda victoria para Storer y segunda victoria para el equipo DSM. El ataque del aussie en Almáchar sentó a sus compañeros de fuga, en la que Eiking y Martin mantuvieron un pulso por el liderato que decantó el noruego, mejor bajador que su rival. El Intermarché-Wanty, que ya lució dos días el rojo con Taaramäe, vuelve a auparse a lo más alto de la clasificación. Un gran éxito para la escuadra.
Ya eran suficientes ingredientes para enaltecer la etapa, pero el recorrido todavía escondía el espectáculo mayor, el ataque de Roglic en las rampas del Almáchar, una subida explosiva que se adaptaba perfectamente a sus cualidades. Nadie pudo responder al esloveno, que abrió un trecho de medio minuto. Las imágenes mostraban que el todavía maillot rojo arriesgaba en algunas curvas de la bajada. Y así vino el susto. A pesar de ser un gran descensista, saltador de esquí sin vértigo a las alturas ni a la velocidad, perdió el control en una trazada a la derecha. No fue una caída dura, no se hizo daño, pero permitió que los perseguidores le echaran el guante. No hay ningún premio a la valentía ni a la originalidad, que hubiera sido sin duda para el doble campeón de La Vuelta. Roglic se llevó honores simbólicos, pero el combate con el Movistar quedó en empate técnico.
Vencedor La etapa se la llevó Storer, que ya ganó en el Balcón de Alicante