Laporta, solo en mitad de la pista de baile
Ignorado. Si el mercado de fichajes fuese el baile de principio de curso, Laporta estaría ahora mismo solo en mitad de la pista. Resulta sorprendente, y hasta doloroso para el Barça, verse así, sin pintar nada en el panorama mundial, a un par de días de que se cierre la ventana de incorporaciones. Con la boca pequeña, Laporta se subió al caballo de la Superliga de
Florentino, renunció, con sus razones, eso sí, a la inyección del
CVC como ha renunciado al del
Barça Corporate, fue incapaz de retener a Messi en un golpe a la imagen mundial del club y ahora ve cómo Mbappé va camino del
Madrid. Así que mientras todo el mundo se empareja (el Real con
Mbappé, el United con Cristiano y el PSG con Messi), Laporta se ha quedado en fuera de juego y atrincherado en su argumento, correcto pero insuficiente, de que Bartomeu ha dejado una “situación dramática”, cuando fue él mismo quien en campaña electorial exlamó a los socios: “¡Huid de catastrofismos!”. Y puede dar gracias a que Koeman y Ramon Planes hicieron su trabajo el año pasado para cerrar los fichajes de Memphis, Emerson y Eric, en los que él no ha tenido nada que ver.
Ignorado. Así que condenado a no fichar a nadie, lo más interesante del Barça estos días es conocer el desenlace del caso Ilaix, otro ejemplo de mala praxis. El jugador siempre ha tenido un punto problemático, y sus movimientos en los últimos meses (cambio de agencia, petición de comisiones, elección de Guinea para acercarse a la Premier) no han sido los más acertados para su carrera, pero Laporta no puede vender como un éxito y como una nueva manera de hacer en el club su inflexibilidad con un jugador que estaba llamado a ser el futuro del centro del campo del Barça y al que Koeman ya había dado 20 partidos en el primer equipo. Esa celebrada intransigencia con Ilaix choca con casos de cantera tratados con más delicadeza como Riqui Puig; o con el buenismo llevado en las fracasadas negociaciones de salida de Umtiti y Coutinho; o con las ganas de renovar a Dembélé, jugadores estos tres últimos que sí han costado un dineral al Barça por nada. En estos momentos de crisis, La Masia es un pilar básico para reconstruir al Barça, y que el guineano se marche no es el ejemplo de una nueva manera de hacer en el club, sino una gestión fracasada. Desde la pista de baile, Laporta mira algo confuso este inicio de temporada. Está en fuera de juego y, esta vez, sin un Ronaldinho para devolverle la sonrisa a la gent blaugrana. Ni con Guardiola al que, sin duda, necesita. Por eso soñó con él este verano.