Con La Masía ¿devoción u obligación?

La derrota por 0-3 ante el Bayern ha dejado muy tocado al Barcelona. Fue un golpe de realidad tremendo para la parroquia azulgrana, que albergaba alguna ilusión a pesar de las marchas de Leo Messi y Antoine Griezmann. ¿Imposible levantar la cabeza?

Sin embargo, hay algo a lo que se agarra todo culé y que el propio Gerard Piqué dejó caer tras el choque ante los bávaros. Los jóvenes vienen con fuerza.

“Al final han entrado no sé cuántos chavales de 18 años y el equipo ha competido y ha dado la cara. Ahora somos los que somos, es lo que hay, pero estoy convencido de que a medida que recuperemos jugadores, acabaremos compitiendo”, aseguró. Demir, Gavi, Baldé... y, sobre todo, Ansu Fati. El nuevo 10 del Barça es el clavo ardiendo al que se agarran los azulgranas y, aunque es una incógnita el estado de forma en el que volverá tras su larga lesión, su talento está fuera de toda duda. Su compromiso está a la misma altura tras haber heredado el mítico dorsal de Messi.

Está claro que Ronald Koeman tiene que apoyarse en La Masía... y es más por obligación que por otra cosa. No obstante, desde Can

Barça venden la entrada de todas estas jóvenes promesas como una victoria, aunque la realidad es que no hay otro remedio. O funcionan o el Barcelona no peleará por el título de LaLiga Santander esta campaña. En el Camp Nou han pasado de aplaudir caños a celebrar el simple esfuerzo de pelear un balón y cuanto antes se acepte esa dura realidad, antes se comenzarán a cambiar las tornas.