AS (Las Palmas)

Michael Laudrup “Me asusta la exigencia que se le está poniendo a Ansu Fati”

Todavía hoy, cuando un jugador da un pase a un compañero mirando hacia el lado contrario, se dice que “ha dado un pase a lo Laudrup”. Muy pocos, desde su exquisita técnica individual, interpreta­ron el juego con esa elegancia. En la víspera de un Clásico,

- ENRIQUE ORTEGO

Aunque pasen los tiempos y las generacion­es, el fútbol y su entorno, que diría su entrenador y maestro Johan Cruyff, siempre deberían tener una reverencia a mano para saludar y escuchar a exfutbolis­tas como Michael Laudrup. A sus 57 años todavía siente este juego con la pasión que ahora expresa en su faceta de comentaris­ta de la televisión danesa y que llega al oyente-espectador con la misma clarividen­cia que cuando jugaba y daba pases de gol mirando al tendido.

En víspera de un Barcelona-Real Madrid, sus cinco temporadas en el Camp Nou (1989-94) con 15 Clásicos sobre los hombros y sus dos cursos en el Real Madrid, donde saltó directamen­te (1994-96), con cuatro experienci­as en estos partidos de la máxima rivalidad, le ayudan a entender el significad­o de este duelo que trasciende las fronteras del fútbol español. Como azulgrana, ganó cinco, empató cuatro y perdió seis. Marcó dos goles. De blanco se quedó en una victoria, un empate y dos derrotas. Sin goles.

Sobre el césped, al mejor futbolista danés de todos los tiempos le corría el balón como solo le corre a los elegidos y en esta conversaci­ón telefónica, en vísperas de un Barcelona-Real Madrid, le fluyen las ideas y las palabras en un español que maneja con soltura.

—-Michael, la última vez que hablamos me decía que le faltaban los aficionado­s. Ahora ya se siente feliz porque el público ha vuelto a los estadios. —-Es que el fútbol sin gente no era fútbol. Recuerdo la final de la Champions en Lisboa y fue tremendo. Dos equipos abajo y ni un aficionado en el estadio. Una sensación muy rara. Me costaba mucho ver fútbol desde casa sin nadie en las gradas. Y también hacer los comentario­s de los partidos desde una cabina pequeña sin ambiente. Mi vuelta fue la final de Oporto entre el Chelsea y el City. El martes estuve en el Metropolit­ano en el Atlético-Liverpool. Eso ya era otra cosa.

—Le veo muy metido en su papel de comentaris­ta y cada vez se aleja más de los banquillos…

—-Evidenteme­nte cada año que pase, uno está más lejos. Es la ley de la vida, pero estoy muy bien como estoy ahora y eso es lo más importante. La gente me pregunta si quiero volver a entrenar, si no quiero… No sé. Han pasado cuatro años. Yo estoy bien con mi familia, mis tres nietos, mis partidos como comentaris­ta, los que veo en casa. Lo que nunca voy a hacer es un día decir oficialmen­te que me retiro, que no entreno más. No lo voy a escenifica­r de esa forma.

—¿Qué tendría que pasar para que volviera a entrenar? ¿Qué proyecto le tendrían que presentar?

—-No me interesa darle muchas vueltas al asunto. Ser entrenador es una manera de vivir. Estás once meses en un sitio y solo te dedicas a eso. No tienes tiempo para nada más y eso ahora no lo veo otra vez. Estoy disfrutand­o…. Cuando veo partidos en los estadios es verdad que hay cosas que echo de menos, pero luego miras a los entrenador­es y ves que están sufriendo… El otro día veía desde arriba a Simeone y eso sí que era sufrir durante un partido.

—Pues su excompañer­o y amigo Koeman en el Barcelona no se queda atrás…

—-Ronald es otro que también sufre. Con la presión que hay en los clubes grandes es difícil no sufrir, pero la verdad es que da igual, hay presión en todos los sitios, porque si estás en un equipo de abajo que quiere evitar el descenso, sufres igual o más. He visto por la televisión a Solskjaer, el entrenador del Manchester United, y la cara que tenía en la primera parte del partido contra el Atalanta era de un sufrimient­o total. Luego ganó y tendrá dos días para descansar, pero ahora le llega el Liverpool y como pierda estará en las mismas.

—Vamos, que el fútbol como lo ha entendido hasta ahora se ha acabado para usted…

—-Todo esto hay que tenerlo en cuenta. Ser entrenador de máximo nivel tiene cosas bonitas, pero para la salud no es bueno. Eso está clarísimo. Se nota en la gente, en la cara, en la expresión que tienen los técnicos. También es verdad que hay unos que sufren más que otros, pero yo he estado ahí unos años y … dentro de ti no vives. Estás dando vueltas siempre a las cosas, especialme­nte cuando tienes problemas y piensas en el fútbol las 24 horas.

—La situación de Koeman está siendo especial. La realidad es que hay veces que desde fuera da pena por lo que está pasando.

—-Es así, yo también le veo sufrir, pero él sabía cuando entró lo que le podía pasar en el Barcelona. Entraba en un momento complicado. Por todo lo que se decía sobre los problemas económicos, el cambio de presidenci­a, con el tema de Leo Messi, si se quedaba o no… Sabía que se metía en un Barcelona con problemas, que no era el Barça de los años anteriores.

—Tampoco era el Barça de ustedes, el ‘dream-team’ de Cruyff…

—-No, no… Yo veo los números que salen en la prensa y si son verdad es un club que va a sufrir los próximos años para volver a ser lo que fue.

—¿Qué cree que es más negativo, la situación económica o que ya no esté Messi en el equipo?

—-Los números, seguro. Leo Messi se podía haber quedado con otros números. Todo el mundo quiere a Messi, claro. Pero todos los futbolista­s como Di Stéfano, Pelé, Maradona y el mismo Messi tienen una fecha de caducidad. Llega un cierto momento en que no se puede más por la edad. Es la ley de la vida. Messi tiene sus años, podrá jugar dos o tres más, o los que sean, al máximo nivel, pero los números no tienen arreglo. Es el futuro del club. No estamos hablando de 100 millones, estamos hablando de muchos más.

—Además de haber sido compañero de Koeman en el Barça, usted, en su experienci­a italiana (Lazio y Juventus), jugó contra Ancelotti, que estaba primero en la Roma y después en el Milan… Conoce bien, de cerca, a los dos técnicos del Clásico…

—-¿Qué quiere decir con eso, que soy un viejo ya? Ja, ja, ja… También jugué con Morten Olsen en la selección y él tiene 72 años y yo 57 (Ancelotti tiene 62). Los años pasan para todos… Yo llegué al fútbol italiano en 1983, con 19 años, y Ancelotti estaba en la Roma. Y después también jugué contra él, en el Milan de los holandeses, de Baresi, de Donadoni, de Maldini, Tassotti… El Ancelotti jugador era ya un poco del estilo como es ahora de entrenador. Con tranquilid­ad, pero con carácter. Tenía buena técnica, ambición. La sensación que te da como persona, sin conocerle, es la misma que te daba como futbolista.

—Le toca ver el Clásico por televisión porque los derechos de LaLiga los tiene el otro

Koeman, cuando dijo que sí al Barça, sabía dónde se metía; era una situación complicada”

Jugué contra Ancelotti en Italia y como jugador ya era como hoy se muestra como entrenador”

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