Muniain saca su varita mágica
El capitán del Athletic vuelve loco a un Villarreal ingenuo atrás ● San Mamés, eufórico tras el parón
Bilbao se había desconectado del fútbol durante 22 días. Y ayer, un sábado fresquete, se reenganchó desde las diez de la mañana, con la Asamblea de socios compromisarios del club, hasta las once de la noche, con un partido vibrante. Trece horas frenéticas. Un viaje desde el fracaso de Elizegi hasta el triunfo de Muniain, un bajito revoltoso con magia en sus botas que abatió a un Villarreal ingenuo atrás.
La grada, ya sin restricción de aforo, transmitía electricidad. En el tramo final, el 10 empezó a desajustar al cuadro amarillo y a generar ventajas para todos. Enorme partido del capitán rojiblanco en un Athletic que dejó generar al Submarino una ocasión y dos cuartos de otra. Un encuentro muy completo en general después de tres semanas a verlas venir en Bilbao.
Los amarillos empiezan a sufrir las consecuencias de un calendario cargado: lesiones musculares de Foyth y Gerard. El Athletic no ha perdido ninguno de sus últimos 21 partidos de Liga tras parón de selecciones. La tradición no se toca.
El equipo de Marcelino tenía apetito de fútbol y puso el mantel y los platos casi al mismo tiempo. Esto es, el juego y las ocasiones de gol. Sólo quedaba el bocado final. El ritmo enloquecedor dejó por los suelos al Villarreal. La velocidad era la de Fórmula 1 ante una concentración de 600. En primera iba el Submarino, dosificando por su cargado calendario en estas tres semanas de ayuno de Liga para los bilbaínos. Muniain descorchó la noche con ganas. Se sacó un inicio de chistera y varita mágica. Nada más arrancar, cedió a Williams, que la mandó al larguero. No hubo que esperar mucho para que se impusiera la lógica. Al cuarto de hora, una veloz acción en medio campo entre Balenziaga y Muniain descontroló a Foyth y permitió activar la carrera de Williams. Fue un disparo, nadie le echó el guante. Iñaki dio un pase de canela a Raúl, que marcó en un intercambio de papeles entre los delanteros. A mil por hora.
El Athletic era un equipo fluido y atrevido, crecía sin necesidad de robos altos para tener ocasiones. Pero el Submarino se sumerge con pasmosa facilidad por los mares del gol. Es difícil hacer menos para marcar que lo que montó durante media hora. Empató Coquelin. Luego los de Emery tomaron las riendas. Hasta que el mago Muniain los hizo desaparecer. Suyo fue el desempate tras apreciar el VAR, algo que nadie acertó a ver en el campo: un pisotón de Alberto Moreno a Vencedor. Luego falló otro Berenguer, que hicieron a Iker, a quién si no.
Lesionados Gerard y Foyth desfilaron con molestias musculares