AS (Las Palmas)

Almudena Grandes, adiós a una atlética de corazón

Fallece en Madrid a los 61 años

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Escribía Almudena Grandes, el pasado 23 de mayo, al día siguiente de que el Atlético se proclamara campeón de Liga: “Nosotros, los colchonero­s, no somos del Atleti. Nosotros, los indios, somos el Atleti”. Era en un artículo en El País, titulado Bendicione­s. Ese mismo que ayer, a media tarde, replicaba el propio club, con el corazón tristísimo, helado. Porque Almudena Grandes fallecía ayer en Madrid, a los 61 años, a causa de un cáncer que, en octubre, anunciaba ella misma desde su columna de El País Semanal: “Quiero contarles cómo me siento. Y disculparm­e de paso, de antemano, por mi silencio y mis ausencias futuras (...). Entre todos los personajes que existen, mis favoritos son los supervivie­ntes”, escribía. Los que se levantan. Una y otra vez. Como aquella vez definió

Fernando Torres el ser del Atleti.

Y Almudena lo era. Eso, el Atleti. Un club que viajó con ella, desde la cuna, en su sangre roja, desde el mismo 7 de mayo de 1960, cuando nació en el barrio de Chamartín, Madrid. Por “el bisabuelo Moisés Grandes” que “vivía en la calle de Velarde y no se hizo del

Real Madrid”, como escribiría ella misma en el libro Atlético ¡porque sí! (2003). Por el “abuelo Manuel” que “creció con el equipo del Metropolit­ano”. Ese abuelo que, en su primera comunión, le regaló una versión infantil de la Odisea de

Homero y marcó su destino. Escribir, escribir, escribir. Desde entonces ya no sería otro. Escribió y relató el mundo, el actual y el pasado, durante 40 años. Desde aquellos primeros textos para encicloped­ias que redactó nada más terminar sus estudios de Geografía e Historia en la Complutens­e y

Las Edades de Lulú, su primera novela, publicada en 1989, XI

Premio La Sonrisa Vertical, a los Episodios de una guerra interminab­le, saga de seis novelas independie­ntes que inició en 2010 con Inés y la alegría

(la última, Mariano en el Bidasoa, será póstuma) que narra momentos significat­ivos de la resistenci­a antifranqu­ista entre 1939 y 1964 y que ya es una de las obras cumbres de la literatura española en el siglo XXI.

Premio Nacional de Narrativa

en 2008, ayer el mundo de la cultura y el periodismo la lloraba. Y también el fútbol. Profundame­nte. “Hoy todos los atléticos estamos de luto. Nos ha dejado Almudena Grandes, una rojiblanca de corazón”, lamentaba el Atleti en su Twitter. “No estamos preparados para decirte adiós”, Los 50, asociación a la que pertenecía. “Abrazo muy grande al cielo, a la gran Almudena”, el Ratón Ayala. Mirando al tercer anfiteatro, allá donde van los atléticos que se van. “Porque el Atleti es un nombre propio, y una forma de sentir, de estar en el mundo”, que escribía ella misma, en Atlético ¡porque sí! “Porque el amor es una maldición y los únicos amores buenos son los malditos (...) Porque lo nuestro es distinto, lo nuestro es amor. Y es inmortal”. Como ella. Vivirá para siempre en sus libros, en sus letras, en la palabra Atleti. Descanse en paz.

Dolor “Hoy todos los atléticos estamos de luto”, publicó el Atleti

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