Carlos Jiménez “Para la FEB siempre tengo un sí”
Carlos Jiménez (Madrid, 10/02/1976) jugó 170 partidos y conquistó un oro, cuatro platas y un bronce con España. Ahora, es el nuevo ‘team manager’ de la Selección.
Carlos Jiménez (1976) es un nombre mayúsculo en la historia del baloncesto español. Capitán del campeón del mundo en 2006, sumó 170 internacionalidades y ganó seis medallas. En estas Ventanas estrena cargo de team manager de la Selección. AS se sentó con él en Skopje para charlar de su nuevo trabajo y de su trayectoria.
—Este ha sido un proceso largo, ¿no? —El caso es que como embajador empecé sobre noviembre de 2019. Comencé a hacer algunas colaboraciones, pero explotó la COVID. Lo último que hice es viajar con la expedición de la FEB cuando nos dieron los Laureus del deporte y, desde entonces, no se había retomado mi presencia. Luego, en agosto, estaba en el Camino de Santiago y Jorge (Garbajosa) me llamó y me dio dos pinceladas. Y se quedó ahí. Y hace un mes, concretó todo. Él ya sabe mis circunstancias para organizarme (su mujer, Noelia Losada, lleva dos concejalías del Ayuntamiento de Málaga; y tienen dos hijos, Pablo y Elsa, que juegan en las categorías inferiores del Unicaja). Como todo cuadró, para mí es un privilegio volver a estar aquí. Para la FEB siempre voy a tener un sí.
—¿Qué es un team manager?
—Buena pregunta (risas).
—¿Qué va a hacer?
—Lo voy a ir descubriendo, pero se trata de tener presencia física, mucha representación de la FEB... Y, evidentemente, atender todas las necesidades del grupo. El grueso del proyecto se desarrollará en verano. Las Ventanas de junio y de agosto y el Eurobasket. Y, luego, las Ventanas de noviembre y de febrero. Y hay que cerrar ir a EE UU para que nuestros jugadores allí sepan que la Selección va a ser más cercana a la que ya es.
—En una entrevista que le hice hace años, decía que en este juego “lo más importante” eran los jugadores. ¿Cómo puede trasladar esa idea? ¿Tiene que ser un amigo, un consejero, un policía?
—No. ¡Poli no! Mi intención es tener contacto con ellos durante el año viendo su estado físico. Lo que quiero es mostrarles cercanía. Quiero que sientan que la Selección está ahí.
—Habla de estado físico, pero últimamente también está muy en boga lo mental. ¿Hasta qué punto será importante?
—En la medida que ellos lo demanden. No pretendo ser referencia de nadie, salvo que ellos consideren que les puedo servir. Quiero aportar mi experiencia como jugador, pero también el tiempo que he estado en la dirección del Unicaja e, incluso, como entrenador-ayudante.
Daré mi punto de vista. Creo que la gente sabe que tengo una opinión prudente y sensata, y eso puede venir bien cuando pierdes perspectiva.
—Hace ya más de trece años que se fue de la Selección. Siempre se recuerda aquel corrillo que hizo en Pekín con Pau, Marc, Navarro, el mismo Garbajosa. ¿Qué les dijo?
—No había tiempo de decir mucho. Había que ser concreto. Fue un momento mágico. Una mezcla de emociones. Para mí suponía algo anímicamente muy fuerte porque cerraba una etapa muy bonita. El mensaje fue claro: ‘Es espectacular lo que hemos conseguido, que sepáis que es el último partido que juego con vosotros y estoy superorgulloso de haber estado con vosotros’.
—También recuerdo que admitía off the record que aquel día que los estadounidenses habían hecho muchos pasos, usted le había pegado palos a LeBron hasta donde puedo...
—Yo me los llevé también, ¿eh? Recuerdo la sensación de llegar a la Villa, cuando se te empieza a relajar el cuerpo... Tuve partidos intensos, pero aquel fue demoledor.
—Es curioso un poco el cruce de caminos con Garbajosa. Usted fue quien lo sustituyó en Málaga, cuando él se fue a la NBA. Ahora vuelven a cruzarse para trabajar.
—Nos conocemos desde los 18 años. Él estaba en Vitoria y yo en San Viator. Ahí nos entrecruzamos ya en las selecciones júnior y en la Sub-22. Yo llegué un poco antes a la Absoluta y luego coincidimos en Sídney. Hicimos migas. Luego
A Ricky no hay que convencerle de nada, hay que escucharle”
seguimos conviviendo en la Selección y empezamos a tener más relación fuera de la pista. Cuando llegó el momento de Málaga, nos cruzamos por el camino...
—¿Cómo piensa convencer a Ricky para que siga?
—Más que tener que convencerle, es simplemente tener una charla de jugadores, en mi caso exjugador, y a partir de ir ver lo que surge. Hay que escucharle. No creo que haya que convencerle de nada.
—Usted se iba y él llegaba en Pekín 2008. ¿Ha podido profundizar con él alguna vez?
—Más que coincidir y saludarnos alguna vez, no. Salvo algún verano que nos hemos visto y una vez que fui a verle jugar en un Sixers-Wolves, no he tenido una relación fluida con él. Pero siento cercanía con él para sentarme y tener una charla.
—¿Ve con fuerza a Rudy para continuar?
—Creo que sí. Si no se ha expresado al respecto todavía, es que está con esa ilusión. Voluntad hay. Pero ahora estamos terminando noviembre y queda mucho tiempo.
—Y viendo que Marc termina en Girona, en la LEB, ¿no le tienta pedirle que vuelva a la Selección?
—No sé, no lo veo dando marcha atrás. Los que conocemos un poco a Marc, sabemos que es un tío muy vital. Se mueve por proyectos personales. Si él ha pensado en su momento que debía salir del grupo, creo que lo hace convencido.
—Scariolo tiene firmado hasta 2024 y ha creado una estructura. ¿Es seleccionador a más largo plazo aún?
—Las pruebas lo ratifican. Esa sensación está más que demostrada. Evidentemente, todos vivimos de resultados. Eso es así y sabemos a lo que nos dedicamos, pero también las trayectorias dan más margen a la hora de entender determinadas cuestiones. Todo hay que ponerlo en perspectiva y cada campeonato es una circunstancia.
—Aunque ya está interiorizado, es cierto que no dejan de circular dos Selecciones: la de las Ventanas y la que va a los grandes torneos. ¿Cree que al jugador le cuesta entender esto, que tenga que clasificar a la Selección sabiendo que las posibilidades de ir luego al gran torneo son mínimas?
—Pero es posible. Tal vez esta conversación sería más difícil hace unos años con el cambio de calendario. Ahora, yo que les llamé personalmente a todos para convocarles, en todos recibes ilusión, compromiso. Ellos son conocedores de las circunstancias y de la posibilidad. Esto no es formar un grupo B o un grupo A. Todos se sienten parte de la Selección. Y eso, que era un reto, se ha conseguido, y el objetivo es perpetuarlo.
—¿Le preocupa que si hay derrotas en esta fase, se presione para que vayan los jugadores de los equipos de Euroliga o no lo ve conveniente?
—No vamos a incomodar al jugador. Está en medio y expuesto. Además, esto ya lo viví cuando estaba de director deportivo en el Unicaja. No podemos empujarlos a que decidan cuando somos los que estamos alrededor, los que hemos provocado esta situación. Me parece injusto y no me gustaría que hubiese ese problema en el futuro. Si lo hacen otros jugadores en otros países, es su circunstancia.
No veo a Marc dando marcha atrás en su adiós a la Selección”