El waterpolo se baña en oro

Entre los raquetazos de Carlos Alcaraz, las pedaladas de Enric Mas, el Ferrari de Carlos Sainz, las canastas de los pupilos de Sergio Scariolo y los goles de la Champions League, las dos Selecciones españolas de waterpolo avanzaban en silencio en los Europeos de Split rumbo a las medallas. La femenina se coronó ayer campeona tras batir a Grecia en la final. O, más concretamente, en tricampeona de Europa, porque revalida el título que ya conquistó en Budapest 2020 y que había alcanzado también, en la misma capital de Hungría, en 2014. La masculina, por su parte, luchará por el bronce frente a Italia, aunque es buen momento para recordar que es la vigente campeona del Mundo, un trono en el que se sentó este mismo año, en el mes de julio. El verano baña de medallas a un deporte, el waterpolo, que es una garantía de éxito para el deporte español en los últimos tiempos. En sus dos versiones. Desde 2017 no ha faltado ningún año al podio, una u otra, a veces por duplicado, hasta alcanzar en ese tramo el número de diez, que hoy pueden ser once.

Estos Campeonatos han coincidido, curiosamente, con el estreno de la película 42 segundos, que rememora cómo se formó aquella Selección que fue plata en los Juegos de Barcelona 1992,

como trampolín hacia los grandes éxitos de la mejor generación de siempre: el oro olímpico en Atlanta 1996 y los dos oros mundiales en Perth 1998 y Fukuoka 2001. Miki Oca, hoy seleccionador de las Guerreras,

fue testigo directo del auge. Aquel histórico equipo es el origen de todo. La femenina inició más tarde su cosecha, pero también bebió de esa gloria, de la época en la que Jennifer Pareja, una pionera, ya retirada, que llegó a ser elegida la Mejor Jugadora del Mundo, llevaba en su carpeta las fotografías de aquellos campeones. Ahora son ellas las que inspiran a otros deportistas.