Baño y masaje para Francia
Los de Collet vuelven a una final europea nueve años después
La Marsellesa ya se canta a capela en el Mercedes-Benz Arena de Berlín. Nueve años después de ganar el Eurobasket en Liubliana (Eslovenia) contra Lituania, Francia regresa a una final europea (es subcampeona olímpica tras perder con Estados Unidos en la cita de Tokio el pasado verano). Lo hizo, como se sospechaba, silbando (54-95). Después de los ejercicios de funambulismo contra Turquía en octavos e Italia en cuartos, cuando esquivó el precipicio de manera milagrosa con la colaboración inestimable de Cedi Osman y Simone Fontecchio, los de Vincent Collet pusieron esta vez los cinco sentidos y, sin necesidad de enseñar su mejor versión, simplemente con un ejercicio profesional, ganaron de paseo a Polonia, que está firmando un torneo admirable pero que, en realidad, pasaba por ahí el miércoles
y aprovechó la mala forma y el tobillo lastimado de Luka Doncic para darle el golpe a Eslovenia y meterse en la lucha por las medallas de forma sorpresiva. Su nivel, sin embargo, está un escalón por debajo de unas semifinales del Eurobasket.
Polonia firmó la peor anotación en la primera parte de una semifinal de Eurobasket desde 1946, unos pobrísimos 18 puntos. Un dato demoledor, si se advierte que aquellos eran tiempos de protobaloncesto; y que da a entender la diferencia real entre las dos selecciones.
Francia decidió que no hubiese partido y, después de tantear al rival durante el primer cuarto (9-15), lo dejó encarrilado en el descanso (18-34) y sentenciado en el tercer cuarto (36-64). Al mando de las operaciones
se puso el ala-pívot del Real Madrid Guerschon Yabusele, 22 puntos. Las musas berlinesas bajaron a ver al madridista, iluminado en el lanzamiento y fresco en la toma de decisiones. Francia no necesitó grandes versiones de Evan Fournier o Rudy Gobert para llevarse un partido de guante blanco con más pinta de primera fase que de semifinales de un Eurobasket.
Polonia sacó bandera blanca prontísimo con la intención de borrar el partido de sus cabezas a toda pastilla. Igor Milicic sentó a AJ Slaughter y Mateusz Ponitka para tenerlos a
punto el domingo en el partido por el bronce (17:15) y, viendo el escenario, Collet hizo lo mismo con vistas a la final, que se disputará unas horas después. El armisticio se firmó en 54-95 mientras en el Mercedes-Benz Arena sonaba el “Ramenez la Coupe a la Maison” (“Llévate la Copa a casa”), la canción de la Francia campeona del mundo de fútbol en 2018. Casi sin querer, y después de un extraño viaje del que pareció incluso quererse bajar en cualquier parada, Francia está en la final. Del camino no se acuerda nadie, sólo del campeón.
Dominio Francia dejó el partido sentenciado en el tercer cuarto (36-64)