El baile del líder
El triunfo del talento. Por mucho ruido externo que haya alrededor de un partido, al final el fútbol te pone en tu sitio. O sea, el talento. Por mucha agresividad emocional y física que quieras aplicar para amedrentar al rival, si llega un chaval que se llama Tchouameni (22 años) y pica con sutileza un pase elevado sobre toda la zaga atlética y aparece como una bala Rodrygo (21) para rematar de primeras de forma celestial, pues asumes que toda la parafernalia no te ha servido para nada. Cuando estás en la lona y quieres pensar que vas a levantarte, llega un ‘chaval’ de 37 años llamado Modric que dibuja un pase en profundidad para Vinicius (22), el MVP de lo que va de Liga. La bala carioca dejó atrás a todos los zagueros de camisetas con las rayas rojas torcidas y chutó sobre el palo, apareciendo en el rechace otro guerrero de 24 años, Valverde, para reventar la portería con un grito charrúa que se escuchó hasta en Montevideo. Puro derbi, puro Real Madrid. Pasan los años y nada cambia por la capital. Mandan los de blanco, los que hablan solo en el campo.
Polémica con Vini. El crisol de opiniones ha sido plural y variado durante toda la semana en torno al famoso baile de Vinicius, pero algo de raíz común debe tener el asunto cuando todos los grandes jugadores brasileños, desde Neymar a Romario
pasando por el mismísimo Pelé (y no me olvido de Iniesta), han coincidido en arropar a Vini y pedirle que siga bailando y celebrando los goles con esa alegría carioca que le caracteriza. Ayer mismo vimos a Gabriel Jesus
bailar tras su gol al Brentford
en honor a su compañero de la Seleçao. Se jugaba en campo de la ciudad del río Brent (a solo 10 kilómetros de Londres)
y nadie en las gradas se dio por ofendido. Celebraciones ofensivas eran las de Leonardo (haciendo el perrito orinando), las de Alves y Thiago en Vallecas cuando el Rayo ya había recibido seis goles del Barça (Puyol
acabó con el sainete) o la cucaracha que Ronaldo, Roberto Carlos y Baptista hicieron en
Vitoria. Eso sí es faltón con las aficiones rivales. Pero bailar feliz en honor a los tuyos son ganas de calentar las cosas sin necesidad. Hace dos semanas yo vi a João Félix y Cunha bailar en el Metropolitano tras un gol al Celta. Nadie salió en defensa de la afición celeste, presuntamente
dolida y burlada. ¿La diferencia? Vinicius juega en el Real Madrid. Y lo aborrecible es lo de los cánticos racistas contra el ‘20’ madridista antes del partido. Si el
Atleti como institución permite estos cánticos tan repugnantes habrá que quitarle el apodo de ‘club grande’. Lamentable.
El Madrid dejó claro quien manda en la capital. No le hizo falta salirse para tumbar a un Atleti demasiado excitado por el ruido. Rodrygo y Valverde se bastaron con sus golazos.
Ojo a Reinildo. Los ojos estaban puestos en Vinicius, pero el que de verdad sufrió el rigor de la agresividad de los pupilos del Cholo fue Rodrygo. Recibió hasta tres entradas con una violencia inusitada. La de Reinildo, con los tacos a la rodilla, era roja directa. Pero el VAR se arrugó. Y luego le perdonaron otra vez la segunda amarilla. Si el colectivo arbitral no cuida a los artistas, acabarán todos en la Premier. Que se lo miren.
Domingo de gloria. El madridismo está feliz como nunca con un domingo para el recuerdo. Con este derbi triunfal ya van 9 de 9 y, lo más importante, pese a la importante baja de Benzema se han ganado los cuatro partidos y se han metido 11 goles. Plantillón. Y encima ganó el oro del Eurobasket la España capitaneada por nuestro Rudy Fernández, que tiene la misma edad que Modric. Y Alcaraz, gran madridista, ganó en la Davis. Esto se merece un baile.