Una roja lo cambia todo
El Racing merece más hasta la expulsión de Pombo ● A Las Palmas le faltó ritmo
El Racing-Las Palmas de ayer fue de esos partidos que pierden mucho por la televisión. Los 10.911 espectadores que estuvieron en El Sardinero vivieron un duelo apasionante, los de la tele solo lo vieron. Con altos y bajos, entre un equipo con alma y otro con mucha clase, en el que nadie se traicionó y no hicieron falta goles para disfrutar. El Racing fue mejor, y generó tres grandes ocasiones en el primer tiempo, y Las Palmas lo fue en la segunda mitad, con dos opciones claras. Entre medias, la expulsión de Jorge Pombo que supuso el punto de inflexión.
El Racing entró al partido enchufadísimo, intenso en la
presión, agresivo, buscando la portería rival en cuanto recuperaba el balón, mientras que los de García Pimienta parecían querer dejar que los cántabros de desbravaran. Tuvo suerte Las Palmas de salir viva de los primeros 20’. Un mano a mano de Pombo, tras un robo de Íñigo Vicente a Sidney, bien resuelto por Valles (11’), un remate de cabeza al travesaño de Gassama que se adelantó al portero rival (16’), y un remate de Mboula, solo en el segundo palo, que resolvió una gran acción de Vicente y Pombo, que abortó de nuevo Valles en una gran parada (19’). Tres ocasiones como tres soles.
Otro partido. La segunda mitad fue otra cosa. Con el Racing con uno menos y enfrente un rival con tanta calidad con la pelota, estaba claro que a los de Romo les iba a tocar achicar agua y que el partido estaba en las botas de los de García Pimienta. A los amarillos hay que reconocerles que lo intentaron todo, que fueron coherentes con su fútbol y no se traicionaron a pelotazos.
Tuvo dos problemas Las Palmas, el alma que tiene el Racing (y su público, que estuvo inmenso) y la lentitud con la que circuló el balón. Jonathan Viera tiene tanta calidad como le falta cambio de ritmo, y él determina el juego grancanario. Las Palmas generó menos ocasiones de las que cabría suponerles, y aquellas llegaron por Moleiro y Pejiño, que le dieron más chispa al equipo amarillo.