Los héroes con balance positivo ante el suizo
Nadal y Corretja presumen de cara a cara ganador
Roger Federer, uno de los mejores tenistas de la historia, abandona la actividad profesional con un balance en el que hay muchas más victorias (1.251) que derrotas (275) y con un palmarés que incluye 103 títulos, 20 de ellos de Grand Slams.
A lo largo de su brillante trayectoria, que ha durado 24 años, dominó el cara a cara contra 306, lo igualó con 16 y lo perdió con 28, aunque solo 12 de estos lo ganaron habiendo jugado, al menos, dos partidos. Entre ellos, dos españoles: Rafa Nadal (24-16), que es, además, el que tiene una mayor diferencia a su favor, por delante de Novak Djokovic (27-23), y Álex Corretja (3-2). Entre el resto (ver tabla) destaca la marca de Dominic Thiem, un 5-2 entre 2016 y 2019, años en los que Federer aún era un rival temible. También Alexander Zverev, que fue capaz de sumar un triunfo contra el helvético una vez al año en ese mismo periodo de tiempo y en rondas finales. Y hay dos, el australiano Patrick Rafter (3-0) y el argentino Franco Squillari (2-0), no conocieron la derrota frente al Genio de Basilea. Entre los que pueden presumir de un 1-0 ante el astro helvético están Pablo Andújar, Sergi Bruguera y Pato Clavet.
“Había que aprovechar el momento, él era joven. Tengo la suerte, después de muchos años, de decir que jugué cinco veces contra Federer y que le gané tres, pero me habría cambiado por el diez por ciento de su carrera y haber perdido 14 veces contra él”, cuenta Corretja, que le ganó dos veces en Roland Garros (2001 y 2002) y otra en Gstaad (2000). “Ya apuntaba a buen tenista, pero fallaba, porque arriesgaba mucho y en la zona de revés alto sufría de joven… y de veterano”, añade el barcelonés. “Es el mejor tenista que he visto, el más completo. Hacía lo que tocaba y lo que le apetecía, todo lo resolvía de manera brillante”.
Tiempo después de sus duelos, durante una exhibición en Melbourne, en enero de 2004, Corretja se bajó los pantalones y le mostró a Federer sus calzoncillos blancos, después de perder nueve juegos seguidos contra él y encajar un punto maravilloso. Los espectadores disfrutaron con esta broma y a Roger le dio un ataque de risa. Ese año, ganó su primer Open de Australia, camino de la gloria.