“Se va una parte de mí”
Nadal, muy afectado por la retirada de Federer y por su situación personal, abandona la Laver Cup
El O2 Arena de Londres se convirtió en la madrugada del viernes al sábado en un valle de lágrimas, con dos grandes protagonistas abrumados por la melancolía del fin de una de las carreras más impresionantes de la historia del deporte, la de Roger Federer. El suizo, desconsolado, no pudo contener el llanto, tampoco el español. Acababan de perder, como pareja de dobles, el último partido oficial del genio de Basilea. Imágenes de compañerismo que dieron la vuelta al mundo. “Soy una persona bastante sensible. No me preocupa tampoco. Al final, llorar es bueno también. A veces necesitas soltar estas emociones y bueno, de alguna manera, se va una parte de mi vida. O sea, que es difícil”, dijo Nadal al reducido grupo de medios españoles acreditados en la Laver Cup, entre ellos AS.
Muy afectado por la despedida de su rival y colega, aún tenía los ojos vidriosos cuando se acercó a la zona mixta, a eso de las 02:00 de la mañana, hora local, después de la rueda de prensa conjunta que había dado con Federer. “Está bien, no hay problema”, le indicó el balear al encargado de prensa, que pretendía acortar su intervención. Rafa dio la cara para confirmar que no jugaría más en la competición que enfrenta a un equipo de Europa contra otro del Resto del Mundo. “No voy a jugar, para saber si me voy o no, necesito volver a la habitación y pensarlo bien. Ahí tengo que decidir, tengo un conflicto interno bastante importante y ahora mismo no puedo contestar porque se me hace difícil”, explicó.
Finalmente, ayer volvió a casa para centrarse en la situación personal de la que ha hablado varias veces durante los últimos días, el embarazo de su mujer, Mery Perelló. “No estoy bien. La verdad es que han sido semanas difíciles. Muy pocas horas de sueño, estrés en general, situaciones más complicadas de lo habitual en casa. He tenido que lidiar con todo eso, una presión diferente a la que estás acostumbrado en la vida profesional. Por suerte, todo va mejor y estamos más tranquilos. Pude venir aquí, que para mí era lo más importante”, señaló Rafa, orgulloso de su decisión. “Tengo una relación personal muy estrecha con Roger. Desde hace mucho hablamos habitualmente. Yo no me he retirado, pero sé que cuando uno lleva tiempo con lesiones y no ve el final, es frustrante. Que se haya podido despedir en la pista es merecido. Yo no podía faltar. Tenía que estar, sea cual fuera el momento”.
Nadal no piensa en la retirada: “No estoy en ese momento. Estuve cerca este año. En Roland Garros pensaba que podía ser mi último torneo. No ahora, aunque desde ahí todo haya salido muy mal por cuestiones físicas. Me rompí el abdominal en Wimbledon, otra vez en Nueva York, un cúmulo de desgracias, sumado a todas estas cosas personales. Pero no me siento en ese momento ni quiero pensar en él”. De hecho, el manacorí espera “poder recuperar la normalidad durante el siguiente mes”. “Que todo salga bien es la prioridad máxima; y después organizar mi vida y poder tener tranquilidad a nivel personal, profesional y físico. A partir de ahí, podré empezar de nuevo”.
Su calendario podría pasar por el Masters 1.000 de París (31 de octubre al 6 de noviembre) y las ATP Finals de Turín (13 al 20 de noviembre), con una gira posterior de exhibición por Sudamérica. Pero todo dependerá de cómo vayan las cosas en Manacor.
Problemas “No estoy bien: pocas horas de sueño, estrés...”, dice Rafa